El investigador francés Henri de Lacaze-Duthiers fue el primero en considerar Menorca como un espacio idóneo para la ubicación de un centro de investigación. Corría el año 1858 y no fue hasta 150 años después cuando este proyecto se convirtió en una realidad. La Estación Jaume Ferrer de La Mola está en funcionamiento desde hace poco más de tres años y, con motivo de esta efeméride, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Ateneu de Maó ha organizado un ciclo de conferencias bajo el título "Estación Jaume Ferrer de La Mola: un laboratorio de investigación marina en el puerto de Maó.
El investigador del IEO, Pere Oliver, será hoy el encargado de ofrecer la primera ponencia, centrada en la historia del centro. El acto tendrá lugar en la sala de actos del Ateneu a partir de las 20 horas.
¿Cuál es el objetivo de esta serie de charlas?
Nuestra intención es dar a conocer la labor que se realiza en la Estación Jaume Ferrer de La Mola desde hace tres años. El centro lleva a cabo numerosos proyectos y participa en muchos otros. Yo me centraré hoy en la historia mientras que el investigador del IEO y director del Centro Oceanográfico de Balears, Enric Massutí, explicará el día 18 la actividad científica de la Estación y el profesor del Departamento de Biología Animal de la Universitat de Barcelona (UB), Lluís Cardona, y el investigador del IMEDEA (CSIC-UIB) y director del Sistema de Observación Costera de Balears, Joaquim Tintoré, darán a conocer algunos de los proyectos realizados. Después del verano, tendrán lugar otras cuatro conferencias, todavía por determinar.
¿Considera que la sociedad menorquina desconoce la actividad que se desarrolla en el centro?
Sí. Precisamente, la idea de organizar este ciclo nació tras detectarse que los menorquines no conocen en profundidad el trabajo que se realiza en el centro de investigación. La verdad es que este tipo de situaciones se suelen dar en el mundo científico. Los expertos trabajan y dan a conocer sus proyectos en el ámbito científico, pero no se preocupan de mostrarlo a la sociedad en general.
También buscan el apoyo de los menorquines...
Sí. El hecho de que los residentes en Menorca conozcan la actividad que se realiza en la Estación Jaume Ferrer nos puede ayudar a que, si en un momento dado, la continuidad del centro estuviera en peligro debido a los recortes presupuestarios, la sociedad nos apoye.
¿Existe realmente este peligro?
Cuando se cumplan cinco años desde la puesta en funcionamiento de la Estación se deberá renovar el convenio entre el Govern y el IEO y, por tanto, también pueden darse cambios en el presupuesto. Cabe recordar que el espacio que ocupa actualmente el centro estaba gestionado por el Consorcio del Museo Militar de Menorca y Patrimonio Histórico Militar del Puerto de Mahón y Cala de San Esteban que, finalmente, devolvió esta zona al Ministerio de Defensa y éste lo cedió a la Comunidad Autónoma.
Y seguidamente el IEO firmó un convenio con el Govern...
Así es. El Govern firmó un acuerdo con el IEO por un periodo de cinco años, prorrogables hasta 15 años, para que fuera este organismo quien se encargase de la gestión científica de la Estación.
¿Cuál es el presupuesto actual?
El Govern destina a día de hoy unos 20.000 euros anuales para el funcionamiento del centro y, por su parte, el IEO aporta otros 20.000 euros. Además, en la Estación trabajan dos personas contratadas por el IEO, aunque sus salarios se sufragan también gracias a una aportación económica del Govern y también contamos con una beca del Ejecutivo autonómico para una persona que está realizando el doctorado.
¿Qué valoración hace de estos tres años de trayectoria?
Muy positiva. Se está haciendo muy buen trabajo desde la Estación Jaume Ferrer e incluso contamos con la participación de investigadores de otras instituciones como la Universitat de Barcelona (UB) o el Consell Superior de Investigación Científiques (CSIC) o de expertos procedentes del extranjero para llevar a cabo algún estudio concreto. El centro es un posicionamiento científico de primer orden mundial.
¿Hay posibilidades de crecimiento?
Sí. La batería donde se encuentra la Estación es muy grande. En su día se adecuó una parte, pero la intención es seguir ampliando y utilizando nuevos espacios.
Su ponencia de esta tarde se centra en la historia de la Estación, ¿cuál es el origen del centro?
A mediados del siglo XIX existía en el sur de Francia un centro de investigación marina ubicado en la ciudad de Banyuls-sur-Mer que dependía de la Universidad de la Sorbona de París. Su director, Henri de Lacaze-Duthiers, siempre había pensado en la posibilidad de crear nuevos centros similares en el Mediterráneo. Concretamente en 1858, Lacaze-Duthiers viajó a Menorca y, durante todo un verano, estuvo en el puerto de Maó. Este investigador consideró que la Isla era una especie de gran laboratorio de investigación y se fue con la idea de convertir Menorca en la base de un nuevo centro.
¿No fructificó?
Lacaze-Duthiers regresó a Francia y comentó esta idea con otros colegas. Mientras tanto, el botánico menorquín Joaquin Rodríguez Femeníes se planteó impulsar la creación de este centro. Sin embargo, las cosas no salieron bien. Por tanto, podemos decir que desde 1858 hubo intentos y actuaciones del IEO para impulsar lo que a día de hoy es la Estación Jaume Ferrer, aunque no se llegó a conseguir hasta 2009.
¿Por qué resultaba tan complicado?
Básicamente, debido a problemas económicos y de logística.
¿Cuándo se retomó este proyecto?
En el año 2000, el Govern se comenzó a plantear de nuevo la creación de un centro de investigación y, en esta línea, se iniciaron las negociaciones con el Consell y el Institut Menorquí d'Estudis (IME). En un primer momento, se contempló ubicar la estación en la Base Naval de Maó, pero hubo problemas y el proyecto volvió a quedar paralizado.
Sin embargo, pronto se puso de nuevo sobre la mesa...
Sí. En 2004 se pensó en ubicar el centro en Es Grau, pero tampoco fue bien. También se habló del Moll de la Reina, en La Mola. Fue entonces cuando se iniciaron las conversaciones y se inició el proyecto, hasta que la Estación Jaume Ferrer se inauguró en julio de 2009. A pesar de todo, no comenzamos a trabajar hasta 2010, puesto que antes se llevaron a cabo las contrataciones de personal y la compra de todo el material necesario.
¿Qué tipo de labor se lleva a cabo en el centro desde entonces?
Nosotros dividimos el trabajo que realizamos en cuatro grandes bloques. El primero es el de seguimiento de hábitats. Disponemos de una serie de estaciones de observación, por ejemplo, en el puerto de Maó o Fornells, para el seguimiento de diferentes parámetros oceanográficos o de algas invasoras, bancos de erizos de mar o peces litorales, entre otros. Por otra parte, nos dedicamos a la investigación. Llevamos a cabo diversos proyectos propios relacionados, por ejemplo, con las algas invasoras, los parámetros oceanográficos en el puerto de Maó, la puesta de peces litorales, etcétera.
¿Colaboran además con proyectos impulsados por otras instituciones?
Sí. El centro da apoyo a otros proyectos como uno que se esta llevando a cabo relacionado con los hábitats sensibles del Canal de Menorca o otro que tiene relación con las áreas de puesta de atún alrededor de Menorca.
Ha hablado de seguimiento e investigación ¿Qué otras labores realizan?
Otro de los bloques de nuestro trabajo corresponde a la formación y divulgación. Hay alumnos de doctorado o master que trabajan en la Estación Jaume Ferrer. El cuarto bloque tiene relación con la transferencia de conocimiento y, en este sentido, se puede destacar el proyecto relacionado con la pesca de arrastre que llevamos a cabo el año pasado en el puerto de Maó.
¿Cómo valora la situación de conservación del medio marino de la Isla?
Menorca es una zona que, a pesar del impacto antrópico, está muy bien conservada. Precisamente a día de hoy estamos preparando un proyecto propio de la Estación Jaume Ferrer para responder a esta pregunta.
¿De qué se trata?
La intención es presentar el proyecto a la convocatoria europea LIFE antes del próximo mes de junio. De algún modo, nos planteamos extrapolar a la zona marítima la idea de custodia que el GOB ha introducido en la parte terrestre de la Isla. El mar no es de nadie, pero tiene muchos usuarios y, por tanto, se trata de poner de acuerdo a todos ellos y determinar si las cosas se deben de hacer de una manera o de otra.
¿A qué colectivos se tendría en cuenta?
Cofradías de pescadores, clubes náuticos u otras asociaciones o colectivos relacionados con actividades marítimas. Asimismo, el proyecto implicaría también a instituciones científicas y administrativas y, por ejemplo, al GOB o al Observatorio Medioambiental de Menorca (OSBAM).
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