Valientes. Los participantes desafiaron las frías aguas del puerto - Gemma Andreu

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"¡Vamos espartanos!" animaba uno de los espectadores de la tradicional travesía a nado de Sant Esteve. Y es que los 21 valientes nadadores -entre ellos tres mujeres- que ayer se lanzaron a las frías aguas del puerto de Maó, no sólo reunían la fortaleza y el arrojo de los soldados de la antigua Grecia, sino que además les unía las ganas de superar retos, de divertirse y la virtud de la solidaridad.

Cada nadador, al inscribirse, debía aportar un juguete para la Cruz Roja para su posterior reparto en el programa de los organizadores de la prueba, el Ayuntamiento de Maó, el Club Natació Maó y la Asociación Amics de la Mar i del Port.

La temperatura del agua apenas superaba los 15 grados y en el exterior no subía de los nueve. Y aunque la mañana despertó húmeda y plomiza, y la tramontana no dejó de azotar, nada fue obstáculo suficiente para los nadadores. Ni siquiera para familiares, amigos y espectadores que no cejaron de dar gritos de ánimo y aplausos de reconocimiento a los participantes.

Poco después de hacerse la foto de grupo en el interior de las instalaciones de la empresa náutica Pedro's Boats Centre, que un año más colaboró con la organización de forma desinteresada, a las 12.30 horas, los 21 participantes se subieron a la barca "Tóful" que les trasladó desde el muelle situado junto a la empresa náutica, donde aguardaba el público y la meta, hasta el Cós Nou, donde estaba la salida.

La distancia entre los dos puntos apenas alcanza los 300 metros, pero realizarla a nado, en pleno mes de diciembre y con temporal de tramontana, no fue fácil. La corriente también jugó alguna que otra mala pasada y el contraste térmico de la zambullida fue el peor trago para todos. "Lo que más duele es cuando entras en el agua, pero también se pasa mal cuando vas en la barca hasta la salida porque piensas en lo que te espera, pero este año el agua no estaba tan mal", explicó Joan Cubas, uno de los participantes residente en Sant Lluís.

El ganador absoluto fue por quinta vez Juan José García, un joven mahonés de 19 años, miembro del Club Natación Sabadell, con un tiempo de tres minutos y treinta y cinco segundos, aunque el mayor mérito quizá fue para el último en llegar, porque fue el que más tiempo pasó dentro del agua, Juan José Monjo Pons, quién paró el crono en los ocho minutos y cincuenta y ocho segundos.

Al finalizar la prueba nadadores y espectadores disfrutaron de un reponedor chocolate caliente. Sin embargo, en esta ocasión, Joana Pons no pudo repartir el dulce reconfortante como es tradicional debido al repentino fallecimiento de su madre apenas unas horas antes del inicio de la prueba. Así, el Restaurante Pasarela fue el encargado de elaborar el chocolate y Martín Montenegro de servirlo.

La alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, fue la encargada de entregar los trofeos, de felicitar la Navidad y dar la enhorabuena a los participantes -todos tuvieron premio-, junto a los concejales de Deportes, Francisco Pons; Turismo, Cultura y Fiestas; Elisa Mus y el teniente de alcalde, Salvador Botella.