SANTA MARíA. Alberto Gil tocó las campanas durante un cuarto de hora - Javier

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Un grito contra los recortes, un llamamiento a la movilización y la esperanza de que un cambio es posible. Los participantes en el coloquio organizado por Caritas de Menorca con motivo de la celebración del Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza apelaron ayer a la solidaridad con el objetivo de poner fin a los problemas que afectan tanto al Tercer Mundo como a los países desarrollados.

Por un lado, la representante del Fons Menorquí de Cooperació, Maria Jesús Barceló, denunció que muchos proyectos se están paralizando por falta de presupuesto y, en esta línea, criticó que se hayan reducido las partidas destinadas a cooperación internacional.

Del mismo modo, Joan Mercadal, del Secretariat de Missions, destacó que Menorca siempre ha destacado por su solidaridad y, en concreto, se refirió a Ferreries como el municipio más generoso de España. Precisamente en esta línea, la secretaria general de Caritas, Antònia Florit, remarcó que en momentos complicados como los que se viven a día de hoy la población tiende a ser más egoísta e individualista. "No nos podemos quedar tan solo con las palabras, nos hemos de movilizar", espetó.

En el coloquio también participaron representantes de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, quienes alertaron de la gravedad de la situación. "Quizá no nos damos cuenta porque muchos afectados cuentan con el apoyo familiar", añadieron.

Del mismo modo, miembros de la Plataforma Prou Retallades y la Plataforma de Solidaritat en Temps de Crisi, así como representantes de sanidad y educación, llamaron a los ciudadanos a unirse con el objetivo de impedir la aplicación de más medidas de austeridad puesto que, tal y como indicaron, muchas personas ven vulnerados a día de hoy sus derechos humanos más básicos como la alimentación, la educación, la igualdad de oportunidades, la salud o la vivienda.

Las campanas de todas las iglesias de Menorca repicaron a las 20.15 horas con el fin de recordar a los ciudadanos la grave situación de pobreza. En lo alto del campanario de la iglesia de Santa María, Alberto Gil hizo resonar las campanas durante alrededor de un cuarto de hora.