El presunto autor de seis agresiones sexuales en la zona de Llevant, M.A.C.P, de 21 años, negó ayer ante la Audiencia Provincial de Palma desplazada a Menorca los cargos formulados por la Fiscalía y los abogados de las acusaciones particulares. Afirmó que sus declaraciones ante la Policía -a la que confesó la autoría de algunas de las agresiones-, fueron realizadas coaccionado "bajo presión psicológica". El acusado se enfrenta a 27 años y 22 meses de prisión por seis delitos de agresión sexual, dos de ellos en grado de tentativa, cometidos entre el 10 de abril y el 7 de julio de 2010.
"La Policía me dijo que si reconocía tres o cuatro delitos y algún robo, sería mejor para mí, que todo terminaría con una orden de alejamiento y una multa", "pegaban patadas en las puertas del calabozo y no me dejaban ir al servicio", dijo el acusado poco después de informar al juez, Eduardo Calderón, de que tan sólo respondería a las preguntas de su abogado, Carlos Portalo (el cuarto letrado que le asiste) y de la fiscal, Eva Casado. Se negó a contestar las cuestiones de las cuatro acusaciones particulares, presentes ayer en el juicio, donde también declararon las seis víctimas.
En sus declaraciones ante el tribunal, M. A. C. P., afirmó que los días en los que se cometieron las presuntas agresiones se encontraba con su exnovia, en casa de sus padres o cenando con familiares y amigos. Incluso, en relación a la primera de las agresiones, la más grave (la Fiscalía pide 12 años de cárcel por violación), ocurrida la madrugada del 10 de abril de 2010, comentó que una semana antes había mantenido una relación consentida con la víctima, circunstancia que ésta negó poco después en la misma vista. "No le conocía de nada", dijo, visiblemente nerviosa tras relatar la violencia ejercida por el acusado durante el asalto sufrido cerca de la parada de autobús de Son Vilar, en Es Castell. Ella, al igual que el resto de las mujeres agredidas (algunas declararon tras un biombo) reconocieron a M.A.C.P., como autor de las agresiones, donde relataron un mismo modus operandi, la violencia en los ataques. De hecho, algunas indicaron haber necesitado tratamiento psicológico y sufrido temores a salir de casa. "Estaba aterrada", indicó una victima.
La estrategia de la defensa se centró en desacreditar a las víctimas a la hora de aportar pruebas y de señalar al acusado como presunto autor de las agresiones. Intentó resaltar que en sus declaraciones ante el juzgado de instrucción, muchas de las mujeres afirmaron que en los lugares donde se produjeron los asaltos había poca luz (la mayoría fueron de madrugada) y que el agresor "tenía el pelo rapado". No obstante, en la vista de ayer, las mismas matizaron que la iluminación era suficiente para ver su cara y que rapado no significaba calvo como entendía la defensa. "Le recuerdo porque tenía una mirada agresiva", detalló una de las víctimas.
El abogado Carlos Portalo también incidió en el hecho de que, tanto en la rueda de reconocimiento policial como en las fotografías del acusado mostradas por los agentes, algunas víctimas no certificaron al cien por cien que su cliente era el agresor. Incluso, apoyado en el testimonio de los testigos que declararon ayer, intentó poner de relieve que su cliente apenas utilizaba el Seat Ibiza, propiedad de sus padres, (con los que vivía) y que algunas víctimas habían apuntado, tenía el agresor. También destacó en este sentido, que tampoco pudieron especificar claramente el color del turismo, e insistió en que su defendido se expresa habitualmente en menorquín y no en castellano, tal y como hablaba el agresor según indicaron algunas de las víctimas en su declaración en el juzgado de Instrucción. "Hola guapa, no te preocupes, será un momento", dijo el agresor sexual cuando se abalanzó sobre una de las víctimas, según relató ayer uno de las abogadas de la acusación particular, frase que, por otra parte, el acusado negó haber pronunciado. El letrado Carlos Portalo también quiso poner de relieve que algunas víctimas no declararon en su día haber sufrido tocamientos en zonas erógenas, a pesar de que aquellas insistieron ayer que estaban seguras que fueron víctimas de una agresión sexual. "No tuve sensación de que me quería robar. Me tiró al suelo y se puso encima de mí", dijo una de las víctimas.
Por su parte, tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares hicieron hincapié en que las víctimas reconocieron al acusado e insistieron en que estas señalaran ayer los días y horas exactos en que se cometieron los asaltos. En este sentido, inquirieron posteriormente a los testigos aportados por la defensa del acusado para que relataran, con precisión, dónde se encontraba aquel en esos precisos momentos. En estos interrogatorios se pusieron de relieve ciertas contradicciones entre algunos testigos (la mayoría familiares y la ex novia), y con las declaraciones realizadas por el acusado después de ser detenido ante el juzgado.
El juicio se reanudará el próximo lunes.
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