Mateu Mir Pons (Maó, 1954) disfruta de la prejubilación, después de 39 años de trabajo ininterrumpido en Banca March, es decir, toda una vida laboral. El hasta hace pocos días director de zona de la entidad bancaria se ha acogido a un convenio de los empleados de Banca March, según el cual a partir de una determinada edad y de unos años de trabajo el empleado pasa a la reserva activa.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la banca?
Varios familiares míos trabajaban en la banca, un tío trabajaba en Banesto y un primo en la Caixa. En el verano de 1972, con 17 años, después de cursar primero de Ciencias Exactas, tuve la oportunidad de presentarme en unas oposiciones a la Banca March y aprobé. Unas circunstancias familiares me indujeron a abandonar los estudios universitarios y pasar al mundo de la banca.
¿Cuál fue su primer destino?
Banca March no tenía oficina en la Isla, por lo que mi primer destino laboral en febrero de 1973 fue en Inca. Luego en abril de 1973 se abrió la oficina de Sa Ravaleta, en Maó, y me vine aquí, donde he trabajado durante 39 años.
¿Qué recuerda de aquella oficina?
Empezamos con diez personas y el director era Pedro Cardona. Yo trabajaba de auxiliar administrativo, tenía 18 años y un desconocimiento total del mundo de la banca. Aquellos años la banca hacía de banca.
¿Qué quiere decir?
Cuando yo empecé, cuando aún no se había producido la expansión brutal de los años 90, la banca descontaba y cobraba letras de cambio, concedía préstamos y cuentas de crédito. Hoy día se hacen estas mismas operaciones y muchas otras más.
¿Cuál ha sido su trayectoria en Banca March?
Después de auxiliar administrativo ascendí a oficial de segunda y luego de primera. Trece años después me nombraron apoderado, seguí como interventor, subdirector, director de oficina y desde 2008 he trabajado como director de zona.
¿Fue difícil hacerse con la clientela?
No, fue fácil porque considero que Banca March siempre ha inspirado confianza, es un banco familiar, pequeño y conservador. No fue difícil crear clientela, en Maó había pocas entidades financieras operando en el mercado. Cuando abrió Banca March, en Maó había otras seis entidades, cuatro bancos (Banesto, Central, Hispano Americano y Crédito Balear) y dos cajas (Sa Nostra y la Caixa); en Alaior había tres, una en Es Mercadal y otra en Ferreries, y cinco en Ciutadella. En pleno boom económico de los últimos años ha habido 104 oficinas bancarias en la Isla.
Se lo comento porque en 1973 tuvo lugar la crisis del petróleo.
En aquel año la economía de Menorca estaba estructurada sobre los tres famosos pilares: agricultura, industria y el turismo, por lo que la incidencia de la crisis no fue tanta. Más importante fue la crisis de 1993, cuando la venta de El Caserío a Kraft, se cerraron muchos talleres de bisutería debido a la entrada de productos del mercado asiático, y se agudizaron los problemas del sector del calzado. La crisis de 1993 fue más bien una crisis de empresas, no de personas; en cambio la crisis de 2007 es una crisis total, ha afectado a empresas, industrias, comercios y ya veremos cómo logramos salir de ella.
Por cierto, ¿quién ha provocado esta crisis?
Todos y nadie. Esta crisis es global. La ha provocado la misma tendencia del negocio del crecimiento desaforado.
¿Cuándo se saldrá de esta crisis?
Las perspectivas son a largo plazo. Solo hay que mirar que la Isla ha tenido una buena temporada turística, ha venido más gente que el pasado año, se ha notado más movimiento de negocio. Pero todo esto se ha parado de golpe.
¿Qué parte de culpan tienen los bancos en la actual crisis?
La que les corresponde, ni más ni menos. Ha habido entidades financieras que lo han hecho bien, algunas que lo han hecho regular y otras mal. La prensa ya se hace eco de la reestructuración de cajas de ahorros y hace años que hay fusiones de bancos.
¿Cuándo se estabilizó Banca March en la Isla?
El crecimiento de Banca March ha tenido dos fases: una que duró desde la apertura de la primera oficina hasta la crisis de 1993, con la inauguración de oficinas en los diferentes pueblos, como Ferreries, Ciutadella, Alaior y otra oficina más en Maó; luego una segunda fase a partir de 1996, en la que Banca March llegó a tener once oficinas en todos los pueblos de la Isla, excepto Es Migjorn Gran y Fornells. Hoy día tenemos una red insular de diez oficinas en todos los pueblos, con las referidas excepciones.
¿Cual ha sido la clave de esta permanencia en la Isla?
Banca March es una entidad conservadora, que no le gusta excederse en sus posibilidades. En estos momentos, tiene una posición correcta en la Isla, es bastante conocida y reconocida por su trabajo. La tasa de morosidad es del 1,8, que hoy día es muy buena. Sólo tiene una finca adjudicada por haber ejecutado una hipoteca en la Isla, aunque puede haber más en un futuro inmediato. Banca March tampoco ha paralizado la concesión de créditos.
Pero la percepción es que sí ha habido un parón en este sentido.
Antes he dicho que Banca March siempre ha sido una entidad conservadora, que ha estudiado muy bien el riesgo y ahora lo estudiamos un poco mejor que antes. Incluso nos hemos avanzado en los postulados de Basilea 3 y ya analizamos las operaciones con los datos que se tendrán que utilizar dentro de 18 meses. Las posibilidades de obtener un crédito no son tan fáciles como antes, hay que mirar las garantías y la posibilidad de retorno del crédito. Estamos abiertos y encantados de conceder créditos, pero analizamos las operaciones con mucho cariño.
Después de 39 años de trabajo, ahora se prejubila.
Sí, pero sin que ello represente costes para el Estado ni la Comunidad Autónoma. Sigo cobrando de Banca March y cotizo a la Seguridad Social. En vez de tener funciones ejecutivas y de atribuciones, tengo funciones de consultoría.
Por cierto, ¿qué opina de esas prejubilaciones millonarias?
Pues no las entiendo, es difícil entenderlas. No puedo entender que un señor, aunque haya sido el máximo responsable de una entidad, después se prejubile con un sueldo de por vida millonario.
¿Qué balance hace de su trayectoria profesional?
Me llevo un excelente recuerdo de mis 39 años de trabajo en Banca March, le he dedicado muchísimas horas y he disfrutado mucho, si no no hubiera aguantado tanto tiempo en el mismo sector, en la misma empresa y en la misma oficina. Lo más desagradable de este trabajo es cuando una persona, familia o empresa no pueden atender sus compromisos y tienes que decir que no.
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