Los comedores escolares no se han salvado de la crisis y es que, desde el año pasado, la coyuntura económica también ha pasado factura a estos servicios.
Si hay algo en lo que todos los colegios están de acuerdo es en el acusado descenso de alumnos que normalmente se quedaban a comer en la escuela.
Juana, la responsable del comedor del colegio Mateu Fontirroig de Maó, explica que, a pesar de que cada año sube el número de usuarios porque doblan un curso más, ha habido una bajada notable. "Hasta hace poco, habíamos contado con unos 120 alumnos, mientras que ahora solo se quedan 108". El 'Fontirroig', que todavía está a la espera de finalizar las obras y disponer de cocina propia, ofrece a sus niños menús procedentes del colegio Mare de Déu del Carme, elaborados por la empresa Barber y Sintes.
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