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A José Manuel Lorenzo, más conocido como Chicho Lorenzo, el deporte a motor le apasiona y así lo transmite cuando se expresa y habla de ello. Es formador de pilotos, pero sin duda es conocido por ser el padre de una de las figuras más destacadas y de mayor éxito del mundo del motor.

Fue el encargado de inaugurar el Variparc, en concreto, para apoyar a los jóvenes pilotos. A ellos les lanza un mensaje, que se atrevan a soñar y que trabajen con humildad puesto que "alguien debe ser campeón, y por qué no un menorquín".

Además de ser conocido por ser el padre de Jorge Lorenzo, usted ha cosechado una importante trayectoria dentro del mundo del motor. ¿Qué diría que ha aprendido su hijo de su pasión por este deporte?
El inconformismo, el afán de superación y la confianza en sí mismo.

¿Qué se necesita para ser un piloto de éxito y con talento?
Más que talento es la capacidad de sacrificio. Si el niño es competitivo y le apasiona el motor ya tenemos una buena base para formar a un campeón pero hace falta el trabajo y el esfuerzo para llegar a buen puerto.

Usted ha creado una escuela de pilotos en Mallorca. ¿Cuáles son las líneas formativas que se siguen en este centro?
La formación en el motor se encuentra en la prehistoria. Nosotros hemos desarrollado un método en el que trabajamos todos los aspectos, tanto técnicos, físicos como mentales. Por ejemplo, hacemos muchas preguntas a los niños para que aprendan a comunicarse. Sobre la moto trabajamos con ejercicios para que aprendan aspectos específicos de pilotaje. No nos conformamos con dar vueltas a la pista.

¿Cómo vive un padre la proclamación de su hijo como campeón del mundo en MotoGP?
Ha sido el resultado de 20 años de trabajo que he ido viviendo día a día. Hemos contemplado el campeonato del mundo de MotoGP con la tranquilidad de haber conseguido aquello que buscábamos desde hace 20 años. Sin duda, el secreto del éxito ha sido el trabajo constante.