Protocolo. Alberto Vela en una de las salas del edificio de la Plaça del Príncep, en la que se guardan los documentos notariales - Javier

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Alberto Vela Navarro-Rubio tomó posesión el pasado octubre de la plaza de notario que quedó vacante en Maó, tras el fallecimiento de Fernando Rubio, y ejerce asimismo como notario sustituto en el despacho que en julio de 2008 abrió en Alaior, y que constituyó su primer destino en Menorca, hasta que otro profesional se haga cargo del mismo.
Alberto Vela, abogado madrileño de 33 años de edad, aseguró ayer que "es un honor y una responsabilidad" utilizar las oficinas que durante años ocupó el notario Luis Maceda (entre 1979 y 2003), en el histórico edificio de la Plaça del Príncep de Maó, en el que se encuentra el archivo de documentos notariales y el protocolo tanto de la etapa de Maceda como de la de Fernando Rubio (2003 a 2010), un pedazo de la historia de la ciudad y reflejo de su actividad socioeconómica.

Según la demarcación notarial fijada por el Gobierno, a Maó le corresponden cuatro notarios, a Ciutadella tres (en la actualidad una de las plazas está vacante), y a Alaior y Es Mercadal uno respectivamente.

La crisis económica, que ha afectado a las notarías con un fuerte descenso de los actos vinculados a la actividad inmobiliaria, también ha motivado, según Vela, un desequilibrio entre el número de plazas notariales creadas y las necesidades actuales. "La demarcación se realizó en un momento de auge económico y ahora hay plazas que sobran, porque la actividad ha bajado", asegura.

Al mismo tiempo Vela considera que la recesión también ha restado movilidad entre los notarios, lo que ha allanado su camino hacia una plaza que califica de "muy buena" y que "en realidad, no esperaba lograr tan pronto", ya que optó a la vacante este mismo año.

Servicio público
No obstante, y en relación al momento económico, el letrado recalcó que el trabajo notarial constituye también un servicio público que va más allá de la firma de escrituras de compra-venta de viviendas y que, pese a que el negocio inmobiliario elevó la facturación de los despachos, otros actos tienen un precio -de acuerdo con los aranceles que establece el Gobierno-, que en ocasiones no cubren su coste, como puede ser la tramitación de un testamento complejo o el levantar acta notarial.

Por otro lado, el Gobierno incluyó en el Decreto-ley de medidas extraordinarias para la reducción del déficit una rebaja del 5 por ciento en los aranceles que perciben notarios y registradores de la propiedad en los documentos de cuantía, como son las escrituras por la adquisición de una vivienda.

Dichos precios fijos hacen que las notarías, según Vela, compitan "en los servicios, por la calidad y la confianza que puedan ofrecer", a la vez que recordó que "el que elige al notario es el consumidor, que es quien paga". El nuevo notario de la Plaça del Príncep sabe que en Maó competirá con notarías consolidadas, mientras que en Alaior ejercía en solitario. "La experiencia de estos dos años en Alaior ha sido muy buena en todos los sentidos", afirmó, "me he quedado sorprendido por la generosidad del pueblo, por la calidez de la gente, por confiar en que tenían un notario y acudir a él, en lugar de venir a Maó".

En la notaría de Alaior trabajan un oficial y un copista, mientras que la de Maó ocupa actualmente a dos oficiales y una copista, con previsiones de aumentar en un trabajador más la plantilla, pese a que las notarías también pasan por momentos difíciles para mantener su estructura de personal.