Bunnag. Apoyó el viernes la presentación de la delegación isleña - M.P.

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Tew Bunnag nació en Bangkok en 1947. Ha practicado boxeo tailandés y occidental, karate, taekwondo y tai chí. Desde finales de los años setenta enseña a profesores de tai chí en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España y Grecia, entre otros. Pero su espíritu misionero, emprendedor y solidario hacia las personas más vulnerables lo aproximó a los arrabales pobres de Bangkok para contribuir a la mejora de su país. Bunnag se involucró con Mercy Center, una ONG que trabaja ocupándose de las personas desamparadas del barrio de Klong Toey, en los arrabales del puerto tailandés.

La maestra de tai chi Mitiko Shiraiva participó en un curso que Tew Bunnag impartía en Tailandia. En el marco del mismo, fue invitada a conocer estas zonas humildes así como el trabajo que realiza Mercy Center. La dureza y la cruel realidad combinada con la exquisita y solidaria labor de la organización motivaron a un grupo de isleños a iniciar los trámites para la creación de una delegación de Mercy Center en Menorca. Mercy Menorca fue presentada en sociedad el pasado viernes como la primera delegación española de la ONG tailandesa. El objetivo se centrará en la recaudación de fondos para apoyar los proyectos en Tailandia. Mitiko Shiraiva es la presidenta de la asociación en Menorca.
Bunnag nos acerca a la triste realidad que se vive en la zona.

¿Qué trabajos se realizan desde Mercy Center?

Es un centro que tiene una trayectoria de 35 años situado en los arrabales más duros de Bangkok donde viven más de 100.000 pobres, gente desfavorecida e inmigrantes procedentes de países vecinos. Inicialmente trabajábamos en barracas pero gracias a la solidaridad de un filántropo americano actualmente estamos en un edificio sólido y serio. En la casa hay 200 niños, 53 de ellos con SIDA. La mayoría son huérfanos, ex adictos, han sido abandonados y abusados y han sido diana del tráfico de humanos. Sólo somos una ong pero para ellos nos alzamos como un oasis en un barrio duro donde existen drogas, prostitución, falta educación y salud y pobreza humana. Sabemos que el trabajo que desarrollamos en la zona no va a salvar a la sociedad pero sí que salvamos muchas vidas. Si hay muchas personas que hacen pequeñas cosas conseguiremos una gran transformación.

¿Cómo ha evolucionado la situación en la zona?

Cuando empecé a trabajar este espacio era como un hospicio donde los niños y las personas infectadas de sida venían a morir. Los afectados ocultaban su enfermedad por miedo a ser rechazados por la sociedad. Hemos conseguido muchos cambios, hemos roto con la ignorancia sobre la enfermedad. Respecto a los derechos humanos, nuestro equipo ha conseguido grandes retos al respecto así como también en el terreno contra la pornografía infantil y el tráfico de humanos. Pero estos cambios serían mayores si evolucionara la economía, la gente está muy mal pagada, no tiene derechos y vivimos con grandes problemas sociales. Hay una discrepancia enorme entre los ricos que son muy ricos y los pobres que son muy pobres.

¿El tai chi le ha servido para sobrellevar situaciones dolorosas?

El trabajo que hago no es algo distinto ni separado del tai chi, sino que es tai chi en sí mismo. Si tienes un contexto relacionado a la vida y al sufrimiento, el tai chi ayuda a ofrecer bienestar al otro.

¿Qué carencias son las más destacables entre esta comunidad de niños que viven en el hospicio?

Los niños infectados no han conocido un día de bienestar. Lo que necesitan al llegar al centro es mucho amor y mucha ternura. Algunos han visto morir a sus padres, otros han sido abandonados y rechazados por su familia y muchos han conocido el abuso sexual lo que les causa un trauma profundo. Nuestra misión no es sólo la de ofrecer el servicio de un psicólogo sino que hay que comenzar por el propio entorno para que les devuelva el sentido de la seguridad y del respeto, que tomen conciencia de que su cuerpo no es un objeto.

¿Cómo valora el nacimiento de esta delegación en Menorca?

Es impactante lo que ha conseguido este grupo de personas solidarizadas con los más pobres. Es la primera delegación de España que aparece y aunque muchos lo han intentado, Menorca ha sido la que lo ha logrado.