AULAS. El edificio de la Escuela Racionalista era amplio, y acogía clases tan numerosas como la que se puede ver en esta imagen - Archivo

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Año 1912. Ciutadella se había quedado sin la figura de Joan Benejam, pedagogo y profesor ilustre que había dejado huella en el mundo de la educación. "Era un personaje innovador y muy admirado", explica el pedagogo Pere Alzina. Con Benejam rumbo a Cuba, un colectivo de gente progresista de Ciutadella, básicamente republicanos moderados, no se resignó a quedarse sin una educación avanzada, liberada de cualquier presión y atadura. Así nació la Escuela Racionalista de Ciutadella, una entidad a la que mañana se rinde homenaje con la colocación de una placa en el Camí de Baix, aproximadamente donde se ubicaba el centro.

Explica Pere Alzina que la Escuela Racionalista tenía su precedente en las clases nocturnas que entre 1906 y 1907 se ofrecían a los obreros en el Casino 17 de Gener. Ya entonces, comenta el pedagogo, se trabajaba el espíritu racionalista. La esencia de esta escuela no era otra que la de potenciar una educación basada en la ciencia, y lejos de cualquier idea que no esté demostrada. "Se quería crear una educación más universalista, con un peso importantísimo de la ciencia en un momento en que predominaban los contenidos humanistas", recuerda Alzina. Entre las novedades de esta nueva ideología, destacaba la práctica por primera vez de la educación física, una modalidad que, según el pedagogo, despertaba la curiosidad de muchos ciudadanos, que se acercaban al enorme patio de la escuela para presenciar lo que para ellos era toda una novedad. Tampoco se usaban ni los castigos ni los premios, una práctica extendida entre los movimientos de escuelas laicas y obreras de esa época. Además, se hacían excursiones fuera de la escuela, y destacaban los contenidos matemáticos, científicos y manuales.

La Escuela Racionalista contaba con un edificio que fue emblema en Ciutadella. Levantado en donde hoy en día se encuentra la comisaría de la Policía Nacional y los juzgados, el inmueble fue financiado por las participaciones de los obreros y también, explica Pere Alzina, por las aportaciones de ciudadanos que habían emigrado a América. Estas mismas personas eran las que financiaban la escuela en su primera etapa, entre 1912 y 1919. En este año, cerró sus puertas al ser una iniciativa económicamente insostenible, y por las diferencias de criterio con otros centros educativos existentes en la ciudad, sobre todo desde el ámbito más conservador.

En 1931, tras doce años de parón, la Escuela Racionalista inició una segunda etapa, auspiciada por el patrocinio del señor Pons Menéndez, un fabricante de calzado con ideas socialistas que decidió invertir una parte de su dinero en la reapertura de la experiencia educativa racionalista en Ciutadella. A las clases asistían los hijos de sus obreros, o incluso los propios obreros, y todo el material didáctico que usaban les salía gratis. La experiencia funcionó hasta 1936, cuando la historia de España cambió y dio al traste con muchas de las experiencias desarrolladas hasta ese entonces. En la etapa 31-36, un profesor destacó por encima de los demás, recuerda Pere Alzina, y este fue Ángel Muerza, quien al finalizar la guerra fue fusilado en La Mola.

Como episodio histórico, la Escuela Racionalista de Ciutadella dejó huella en el municipio, si bien no fue la iniciativa educativa racionalista que más influyó en Menorca. Pere Alzina apunta al respecto que la Escuela Laica que se creó en Alaior dirigida por Joan Duran sí dejó una huella importante, al estar en marcha durante unos treinta años de manera ininterrumpida y, de esta manera, formar a toda una generación de ciudadanos de Alaior. En Ciutadella, concluye Alzina, la interrupción de la experiencia en el tiempo limitó los efectos de una educación que hoy, apunta, podría asimilarse con los ideales del centro moderado.