Lazareto. Los funcionarios del Ministerio de Sanidad utilizan el espacio como destino vacacional a un precio muy económico - Archivo

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Lazareto es, desde los años 60, lugar exclusivo de vacaciones para los funcionarios del Ministerio de Sanidad, además de espacio destinado a diferentes reuniones y congresos en los meses de septiembre y octubre. Por todos es conocido el malestar que este uso restringido despierta entre menorquines y residentes, quienes no entienden por qué los políticos no han movido ficha en todo este asunto. La isla de Lazareto puede ser visitada en grupo concertando cita previa, algo que, según fuentes próximas al islote, "por las trabas y pegas que ponen, es prácticamente imposible". A partir de junio, comienzan los turnos vacacionales, seis en todo el verano y de 15 días de duración, con dos días entre cada uno que se destinan a limpieza y otras labores de mantenimiento. En cada turno hay un total de 145 personas aproximadamente, que pagan un precio muy económico que puede llegar a incluir alojamiento, transporte en barca hasta Calasfonts y pensión completa. Normalmente, las tarifas se mueven entre los 180 y los 500 euros, dependiendo del sueldo que posea cada funcionario y de su comunidad autónoma.

Sólo en intranet
Para poder disfrutar de las vacaciones en Lazareto, deben consultarse las bases del sorteo en la intranet de Sanidad y Política Social, información a la que no pueden acceder todos los trabajadores y que se brinda desde mediados de abril. Puede solicitar plaza el personal en activo que dependa del Ministerio, incluidas las personas jubiladas y, en principio, todo aquel afortunado que aparezca en las listas definitivas, no debería repetir experiencia en años posteriores, un hecho que no se cumple porque, tal como informan algunos residentes, "muchos funcionarios vuelven. Veranear en Lazareto es un privilegio para sólo unos pocos, no acaba de funcionar mediante sorteo". También acceden al islote aquellas personas autorizadas mediante pase especial, una autorización que proviene de los propios veraneantes que allí se hospedan, "llegan familiares y amigos de los funcionarios, que a veces son familias con ocho o diez miembros, y entran como si fuera su casa, mientras que los menorquines no pueden ni poner un pie en el recinto".

En general y, según comentan algunos de estos huéspedes, "el sitio les parece precioso". Aseguran que está muy bien cuidado y que tiene todas la comodidades, con piscina, bares, restaurante y unos treinta trabajadores del Ministerio que se ocupan de que todo esté en condiciones. Eso sí, en general, se muestran descontentos con la labor que se lleva a cabo en su administración.

Un alto presupuesto
A Calasfonts llegan muchos turistas preguntando cómo se puede visitar Lazareto, y cuando conocen la realidad, se quedan sorprendidos. Precisamente uno de ellos explicaba que la única información que se encuentra es el número de teléfono del Ministerio y que en Es Castell tampoco da con ningún cartel que especifique nada. "Los turistas se acercan hasta aquí y quieren saber cómo ir. Cuando les cuento la historia, no se lo pueden creer", cuenta un marinero del pueblo.

En cuanto a las teorías de por qué existe tanto secretismo en torno al uso del islote y a la pasividad de los grupos políticos, los vecinos opinan que puede ser porque el gasto que supone Lazareto es inasumible por la Administración menorquina y creen que la creación de un parador podría ser la solución a "este coto destinado a unos pocos" y añaden que "el presupuesto que debe tener Lazareto para que los funcionarios disfruten ahí de sus vacaciones debe ser altísimo y es algo que tenemos que pagar todos los españoles, menorquines incluidos".