Joan Melis Nebot - Archivo

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Mientras existan personas positivamente críticas, dispuestas a comprometerse en un proyecto que beneficie a la comunidad y que al propio tiempo sea respetuoso con el medio ambiente e incluso exija arriesgar su propio patrimonio, el futuro de la Humanidad está garantizado.

Joan Melis Nebot, actual presidente de ASHOME, es uno de estos "visionarios", un hombre convencido de que la "vacuna" para superar la crisis está en el sumar, en el compartir y en el asumir riesgos; para él, el otro camino, el del egoísmo o la autoexclusión no avalan el éxito, más bien el fracaso.

Aunque es empezar anárquicamente, la primera "andanada" es muy directa: ¿Los menorquines queremos realmente el turismo?
Yo diría que hemos aprendido a vivir del y con el turismo, aunque en realidad el turismo es nuestra asignatura pendiente que tiene, incluso, unas características especiales que no pueden ser obviadas.

¿Cómo cuáles?
Una de ellas, de la que en muchas ocasiones nos olvidamos, es que en Menorca, especialmente en sus inicios, el empresario turístico no fue nativo, vino de fuera, aunque hay que señalar la importantísima aportación de los primeros empresarios menorquines que apostaron por el turismo. Un ejemplo que siempre he valorado es el de don Gabino Sintes, que de una zona poco propicia, respetando el entorno, creó un "oasis" que sigue siendo un producto altamente valorado por nuestros visitantes; luego se le añadieron otros, pero el concepto de turismo como industria tuvo serias dificultades para arraigar en la sociedad menorquina.

¿Existen otras peculiaridades?
Las hay; en los años de bonanza la inversión fue mucha, con un índice bajo de conocimientos de este sector; los apartamentos crecieron desmesuradamente, hoy podemos cifrar a este segmento en un 60 por ciento de la oferta turística total, porcentaje a todas luces excesivo y que, junto a otras características, nos lleva a afirmar que el actual modelo turístico menorquín está agotado.

Otra pregunta "caliente". ¿Podemos prescindir del turismo?
No, hoy por hoy Menorca no puede prescindir del turismo; directa o indirectamente el 80 por ciento de la población menorquina vive de él y cuando constatas que tanto la industria del calzado como la bisutería subsisten, gracias al esfuerzo de unos empresarios muy profesionales, innovadores, generosos y entusiastas –dignos del mayor elogio–, comprendes, todavía más, que el turismo es quien "tira del carro", porque tampoco la agricultura y la ganadería gozan de su mejor momento.

Rebobinemos; volveremos sobre el tema pero, vayamos por partes. ¿Madrileño?
Pues sí, pero sin renunciar a mis orígenes añadiré que me siento ciutadellenc y menorquín; las circunstancias de mi nacimiento en Madrid, tanto mías como las de tres de mis hermanos, se debe a que mi padre, que era maestro de escuela, se trasladó con los Salesianos a Madrid para abrir una escuela en un barrio marginal y allí nacimos los cuatro hermanos mayores. El quinto, el pequeño, es menorquín de nacimiento.

Circunstancia ésta poco conocida.
Cierto, y fue en la capital de España donde mi padre conoció a mi madre, que es de Badalona, y se casaron. De hecho residieron durante 20 años en Madrid, pero Ciutadella tiraba y cuando surgió la oportunidad de regresar la aprovecharon.

Entonces tus primeros estudios los realizaste allí.
Sí, puesto que viví allí hasta los 11 años; ten en cuenta que soy el mayor de cinco hermanos y lo uno es consecuencia de lo otro.

¿Cómo llegaste a este mundo, al del turismo?
Al acabar los estudios, en los Salesianos de Ciutadella, empecé a trabajar, eran tiempos difíciles y cinco hermanos son familia numerosa, ahora bien, nunca dejé ni los libros ni los estudios. He trabajado en diferentes sectores y una cosa llevó a otra hasta que realicé unos trabajos en el sector, turístico, para la empresa en la que trabajaba y fue lo que llevo a seguir en este campo y poco a poco llegar ser mi profesión actual, con la que me siento muy identificado

En ocasiones los hoteleros, el sector turístico en general, se quejan del estado o de las carencias en infraestructuras. ¿Cuál es la opinión del presidente de ASHOME?
Que actualmente las infraestructuras de la isla están muy maduras; contamos con un aeropuerto muy adecuado, un buen puerto, como es el de Maó y con buenas "sensaciones" en lo que se refiere al nuevo puerto de Ciutadella lo que de entrada es muy positivo; sin embargo las carreteras no son las deseables sobre todo en zona de "ponent", pero no siempre el coste y la rentabilidad de la inversión predomina sobre las exigencias de los ciudadanos, lo cual hace que los sectores más interesados en esta cuestión aspiremos a una red de carreteras que permitan una mayor fluidez.

Sin embargo en el transporte público hemos mejorado.
Evidentemente y debe ser destacado porque es una realidad muy importante, en la zona de Ciutadella el transporte público entre las urbanizaciones y la ciudad se ha adecuado de una manera muy razonable y positiva.

Volviendo a la pregunta de las infraestructuras, hemos dejado un cabo suelto, ¿cierto?
Del todo, el estado de las urbanizaciones que es, en ciertos casos, deplorable; en este aspecto todavía queda mucho por hacer ante una temporada vital para el turismo menorquín y consecuentemente para toda Menorca.

¿Existen soluciones?
Siempre las hay, yo me inclinaría por un nuevo Pla Mirall, porque una mejora general, desde cuidar los parterres o mejorar las aceras es totalmente necesaria; pintar, blanquear, arreglar; es decir, un plan de choque es, especialmente en algunas urbanizaciones, urgente y necesario.

Hay turistas que se quejan de que Menorca es un destino caro.
Yo me decantaría por hablar del valor del retorno de lo que se paga; dando por hecho la calidad del producto, lo que el turista valora es el conjunto de lo que paga y, si al barajarlo todo comprueba que el cómputo es positivo, se marcha contento; de lo contrario, si lo que se le ha dado no es lo "convenido" o lo que esperaba, posiblemente no elegirá Menorca para sus próximas vacaciones. El visitante o turista necesita vivir experiencias memorables, que le motiven recuerdos positivos de un destino y que al compartirlas contagien a otros a vivirlas; hay esta parte de la solución de un destino turístico.

¿El turismo sufre también las consecuencias de la crisis?
Es inevitable, pero otros destinos turísticos como pueden ser Turquía, Egipto o el Caribe no lo experimentan porque han sabido adaptarse a la realidad y han sido extraordinariamente imaginativos. También hay que tener en cuenta que nuestros costes no tienen nada que ver con estos destinos. En tiempos de bonanza el estar en esta industria resulta fácil, lo difícil es estarlo cuando las aguas bajan bravías, cuando la crisis es una constante en el diario quehacer de las personas y de los países. Cuando me preguntabas si los menorquines queremos de verdad el turismo quería decirte que cada destino debe elegir el modelo de turismo que realmente quiere y luego, obrar en consecuencia.

En ocasiones el sector turístico menorquín parece no estar en sintonía con la Conselleria, ¿es una realidad o una "sensación"?
Lo que realmente ocurre es que para la Administración los tiempos no son los mismos que para los empresarios. El empresario corre riesgos e incluso pone en juego su propio patrimonio, extremo que no se da en las administraciones que son las que manejan el dinero público, de ahí que nosotros exijamos mayor rapidez en la toma de decisiones, inmediatez, porque para el empresario el mañana es hoy.la Administración debe facilitar el camino siendo ágil en su decisiones y adaptándose a las nuevas tendencias y demandas del los mercados emisores. En esta carrera no ganará el más sabio, sino el que sepa adaptarse más rápidamente a las actuales exigencias de nuestros clientes.

Intuyo por cuanto me dices que, a pesar de los dimes y diretes, entre la Conselleria y vosotros existe "buen rollo".
Valoramos en su justa medida todos los esfuerzos positivos que se están haciendo; sin ir muy lejos nos sentimos satisfechos del convenio firmado con los touroperadores en el que han intervenido el Govern Balear y la Conselleria de Turismo, convenio que ha servido para conocer la realidad actual y conseguir que los tour-operadores apuesten por nuestro destino y ofrezcan garantías de que trabajarán, fuertemente, en promocionar Menorca de manera especial.

Turquía, como el norte de África –Marruecos, Túnez, Argelia– son "enemigos" potenciales de cara al turismo. ¿Podemos hacer frente a ésta competencia?
Desde luego que sí son una competencia muy fuerte, pero incidiendo en lo que tenemos, en lo que nos es propio e intentar ofrecer todo aquello que el cliente demande; podemos ser nosotros la verdadera alternativa como destino, nuestra oferta debe ser lo más amplia posible, sumar antes que restar, conjugar las diversas alternativas que puedan presentarse, consensuar ideas con la Administración y hacer las cosas necesarias para que el turista disfrute y se sienta a gusto. El Camí de Cavalls, pongámoslo como ejemplo, es un acierto, pero debe complementarse con determinadas instalaciones y dotarlo de lo necesario para que sea un producto diferenciador. El Camí de Cavalls es válido para otras ofertas complementarias, para lo cual es necesario que la Administración tome decisiones valientes y no seguir en su "línia de feblesa", que ni es carne ni pescado.

¿Es todavía posible reconducir nuestro turismo de "sol y playas" hacia una oferta de calidad?
Aquí es en donde algunos no hemos hecho lo deberes, en la no reconversión de nuestro turismo. El creer que la solución está en competir en los precios es una ingenuidad, la solución está en competir en la calidad de los servicios y recuperar nuestra tradicional forma de ser y de tratar al turista.

Amplíame este apartado.
Ningún país de nuestro entorno está parado, todos han ido evolucionando y poniéndose al día y es necesario que nosotros también entremos dentro de esta dinámica, la de no estar parados, al contrario, evolucionar en busca de una oferta más completa y atractiva. No se trata sólo de reinversión hay que pensar en clave de reconversión, dar valor a la formación de nuestro personal y mirar al exterior y los destinos que si están aguantando mejor a esta nueva situación pero sobre todo escuchando al cliente.

A los jóvenes que ven en el turismo su futuro profesional, ¿qué les recomendarías?
Formarse, salir, viajar, comprobar lo que se está haciendo en otros países; hoy un buen profesional del sector debe dominar varías idiomas, conocer las tendencias de cada tipo de turismo, ser capaz de innovar; Malta, una isla de características similares a Menorca, tocó fondo pero reaccionó y hoy vuelve a ser un destino turístico de primer nivel; allí existe una oferta complementaria variada y no todos los negocios turísticos, son idénticos ya que han sabido racionalizar sus ofertas.

El comercio local, las pequeñas tiendas menorquinas, sufren en propia carne las consecuencias de la crisis y rezan para que la temporada turística sea positiva aunque solo sea para "salvar los muebles", ¿cuáles son tus sensaciones con referencia a la temporada recientemente estrenada?
Yo diría que ellos también deben asumir su responsabilidad, sin fiarlo todo en el resultado de la temporada turística. El comercio debe ser imaginativo, con capacidad de renovación, de ponerse al día. En mi sector, en el hotelero, hay establecimientos que ya han firmado contratos para los tres próximos años, porque han sabido buscar su lugar dentro de este mercado. El comercio local, que debería contar con mayores facilidades para conseguir créditos, debe moverse dentro de tales parámetros, buscar su lugar y no olvidarse de que el ser competitivos requiere un gran esfuerzo, incluso con horarios más flexibles y adecuados a las exigencias del hipotético comprador.

Ser competitivos, estar al día, formarse al máximo sin olvidar que nuestros visitantes forman parte de la sociedad del bienestar.
Efectivamente; un alemán, pongamos por caso, está acostumbrado al aire acondicionado y a la calefacción y en sus vacaciones no quiere prescindir de tales ventajas; su objetivo es gozar del sol pero al regresar al hotel disfrutar de las comodidades que tiene en su propio hogar; estos últimos días aquí, en mi hotel, he tenido que encender la calefacción por exigencias del tiempo si no somos capaces de ofrecer lo que demandan nuestros visitantes difícilmente conseguiremos tener un peso específico dentro del mercado turístico europeo, la calidad ya no es un plus la calidad se da por supuesta en nuestro negocio.

¿Hemos sabido vender el producto?
No lo suficiente, nos ha faltado un sexto sentido o ser lo suficientemente hábiles; cuando te he dicho que era necesario salir, comprobar in situ el "producto" exterior, lo hacía en el sentido de que el viajar enseña y cuando viajas compruebas en que hemos fallado ,también en este extremo, incluso ves cómo unas simples piedras, bien iluminadas, adquieren una dimensión casi surrealista y en ese momento forman parte del producto.
Interpreto, por cuanto me dices, que a pesar de todo eres optimista.
Lo soy, porque tenemos lo necesario para ser un destino único, aunque se hace totalmente necesaria una reconversión en profundidad con sentido común y una gran dosis de generosidad.

Recuperando así mismo aquella amabilidad de antes.
Efectivamente, toda vez que es un elemento imprescindible para obtener una buena "cosecha" que se traduce en un buen porcentaje de clientes repetidores… hay establecimientos turísticos que cuentan cada año con un porcentaje muy alto de huéspedes repetidores, el peor cliente es el que no viene, hay que conseguir que le cliente se enorgullezca de haber elegido nuestro destino para sus vacaciones.

¿Superaremos la crisis?
Desde luego que sí, siempre y cuando exista una gran dosis de complicidad entre todos, marchar en la misma dirección y ser generosos en el compartir; así mismo añadiré que no debemos caer ni en la autoestima ni en el pesimismo hay mucho en juego, muchos puestos de trabajo directamente o indirectamente dependen de ello.

Y a la vida, en éste instante, ¿qué le pides?
Sobre todo salud, porque si hay salud hay alegría, lo cual te permite afrontar el día a día con ilusión y optimismo.

Joan Melis Nebot es de aquellas personas con capacidad de "seducción", de aquellos hombres que "contagian". Luego, tras la entrevista y al subir a mi "Masserati" para regresar a mi casa, caí en la cuenta y me dije: "No es para menos, ya que de casta le viene al galgo".