A Elena Sánchez Caballero (Madrid, 1957) lo que más le gusta es viajar. "Si encima es con mi familia y buenos amigos, mejor, y si he acertado en la elección del libro que me llevo para antes de dormir, mejor que mejor. Compartir el tiempo con las personas que quiero es mi mayor afición y la jardinería la segunda", explica. Esta afición por los viajes la trajo por primera vez a Menorca en los últimos años 80.
"Quedé prendada de la Isla e hice unas amistades que desde entonces son parte importante de mi vida. Por eso voy a Menorca siempre que puedo, para disfrutar unos días con ellos, y también porque es el lugar donde mejor desconecto de la 'rapidez' en la que vivo. Menorca me da paz".
Tras presentar y dirigir diferentes espacios informativos en RTVE, la rapidez en la que vive se la debe, desde hace dos años, a su cargo como defensora del espectador, el oyente y el internauta de la corporación pública, desde donde actúa como valedora del derecho ciudadano a una información veraz, independiente, plural, y a un entretenimiento digno.
Lleva casi 30 años de profesión, 25 años en RTVE, ¿cuál ha sido el principal cambio que se ha producido en estas tres décadas?
La función del periodista y los principios de la profesión siguen siendo los mismos, o deberían ser los mismos, pero la irrupción de internet como fuente de información sobre todo para los más jóvenes nos ha puesto ante el reto de la fiabilidad de las informaciones que ofrece. Todos los expertos coinciden en que los medios de comunicación tendrán que realizar importantes cambios para adecuarse a los tiempos, pero nadie se atreve a pronosticar hacia dónde irán los cambios. Como mucho nos alertan de los riesgos que puedan existir.
Se han multiplicado las plataformas de comunicación, ¿siguen siendo necesarios los medios públicos?
Más que nunca. Por el compromiso que tienen con la sociedad de ofrecer una información alejada de intereses que no sean el derecho de los ciudadanos a recibir una información veraz, plural e independiente.
¿Era necesario variar las fórmulas de financiación de la radio y televisión española?
No voy a valorar la necesidad de este cambio legislativo. Lo que sé es que la dirección de TVE lleva meses trabajando para adecuarse al nuevo marco normativo -como no podía ser de otra manera- y seguir ofreciendo una televisión de calidad y servicio público.
¿Cómo de desprotegidos están los telespectadores, oyentes e internautas?
Pues depende de la cadena de televisión de la que hablemos. Aquí, en RTVE, el Consejo de Administración decidió voluntariamente tener la figura del defensor para apuntalar su compromiso de servicio público y para estimular la autocrítica y el autocontrol dentro de la empresa. Y mi experiencia es que este ejercicio, además, contribuye a generar confianza entre los ciudadanos que nos siguen y RTVE.
¿Son los niños el colectivo más vulnerable, o no necesariamente?
Los niños no tienen el desarrollo cognitivo necesario para comprender algunos contenidos televisivos, en ocasiones un simple informativo, que se realiza pensando en los adultos y con unas claves que los pequeños no entienden. Por eso son vulnerables, pero somos los padres los que debemos educar en ver la tele, como lo hacemos con el resto de los asuntos que comprenden su vida: higiene, buenos modales, alimentación. Pero ciertamente hay otros colectivos también vulnerables. Se me ocurre las personas mayores; algunos tienden a creer todo lo que les dice la tele, o las personas con alguna enfermedad: se pueden enganchar a sorteos o juegos. Ahí entra en juego la responsabilidad de cada cadena de televisión y deben ser los espectadores los que juzguen.
¿El principal obstáculo para la autorregulación?
Que no lo quieren ni los profesionales ni los medios, no existe un compromiso real de cumplimiento cuando se firman.
¿Por qué no lo quieren? ¿No se supone que redundaría en beneficio de la opinión pública? ¿O es que priman intereses comerciales o de otro tipo?
Un buen número de profesionales, en general, apelan a su responsabilidad y conocimiento de la deontología periodística para mostrarse contrarios a la existencia de normas que regulen la profesión. Algunos medios, por su parte, no quieren ver coaccionada su libertad empresarial.
¿Se animan los usuarios a plantear propuestas? ¿Cómo se canalizan sus sugerencias?
Llegan muchas sugerencias que encierran cuestiones de gusto o preferencia. Las trasladamos a los responsables del área de que se trate para que conozcan la opinión de los públicos y valoren, debidamente, sus propuestas.
En los últimos años se ha apostado por los grupo multimedia. ¿Es una apuesta válida? ¿Hacia dónde va el futuro de la comunicación?
Es lógico que las empresas de comunicación utilicen todos los soportes que la tecnología permite para transmitir información y que se busque cada vez más la interacción de las personas a las que te diriges. Ante esta realidad, ya existente con internet, los periódicos van a tener que variar algunos aspectos de su oferta. No sé, seguramente centrarse en el análisis, la opinión y contextualización de lo sucedido, y ahí siempre serán referencia puesto que lo que publiquen tendrá unas garantías que, de momento, no ofrece internet.
Habrá que buscar fórmulas para exigir que lo que aparece en internet -cuando hablamos de información- sea tan riguroso como en el resto de los medios. Deberíamos exigir buen periodismo en cualquier soporte. Y desde luego en lo relativo a contar la última hora o poner sobre la mesa la cuestión candente, la radio e internet siempre se van a llevar la palma.
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