Carmen Lluch, dolida por la decisión | Mercè Pons

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Los tres cavallers castigados con no poder participar este año en las fiestas de Sant Lluís no creen justificada la medida al advertir que los protocolos permiten la participación de aquellos caixers que son oriundos del municipio aunque en la actualidad no estén empadronados en Sant Lluís pero que lo han estado durante, al menos, diez años.

Carmen Lluch y sus dos hijos, Jaume y Eric, son los tres participantes afectados al llevar dos años empadronados en Maó. La familia se siente traicionada y dolida después de que el departamento de Cultura les informara en junio de que podrían participar, en base al texto de los protocolos.

Niegan rotundamente que ocultaran el cambio de domicilio y explican que este nuevo empadronamiento se enlaza con un cambio de apellidos de los dos menores y que, al instante, se notificó al área de Cultura y Fiestas para que no hubiera problemas con el seguro que se les realiza.

Reconocen, no obstante, que los protocolos prohíben a estos cavallers que no están empadronados a entrar en el sorteo para otras fiestas. La familia se apuntó «pero nadie nos lo advirtió en aquel momento». A pesar de este incumplimiento, Lluch no lo ve una falta tan grave puesto que «estando empadronados en Maó podíamos apuntarnos para las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia y no lo hicimos» al considerarnos miembros de Sant Lluís.

Lluch lamenta además esta medida cuando «la familia no hace más que colaborar en todo lo que nos pide el Ayuntamiento, porque nos sentimos santlluïsers».