Imagen del diseño de la portada de ‘Parenòstic’.    | SALVA LÓPEZ

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«Parenòstic» vio la luz a finales de 2021 como un espectáculo en el que la artista menorquina Anna Ferrer intentaba buscar una propuesta musical basada en el equilibrio entre la tradición y la creación. Un proyecto pensado para el directo, bajo la dirección y el consejo de una figura tan reconocida y rompedora como la de El    Niño de Elche. Ferrer siempre se mantuvo muy convencida de que «no iba a ser un disco», pero finalmente verá la luz en ese formato (CD, vinilo y plataformas) el próximo viernes.

Cuando se le pregunta qué es lo que ha cambiado para que eso suceda, responde que «el tiempo... el hecho de que haya pasado por ese filtro y que no me haya cansado, que se haya reafirmado como repertorio y como proyecto creativo en mi identidad artística».

Una razón más que suficiente para que el material fuera grabado, en este caso con un sistema al que estamos poco acostumbrados. Si las giras sirven para presentar el repertorio de un álbum, Ferrer prefirió primero afianzarlo para después regístralo. Y entre medias, un largo recorrido en solitario por escenarios de España, Londres, Marruecos, Italia o Perú, que ha servido para consolidar aún más su «Parenòstic».

El proceso de grabación ha tenido también su historia. De hecho, la exigencia de la menorquina obligó a que se grabara en dos ocasiones. Primero en estudio, pero como si fuera directo. El resultado no acabó de convencer a Ferrer, que al final se decantó por registrarlo por pistas. Un proceso en el que ha vuelto a estar asesorada por El Niño de Elche: «El disco tenía que beber de lo que ya fue, del proceso de creación de entonces», resume la artista, quien al final define la experiencia como «muy intensa, y también muy bonita».

11 canciones

El resultado son once canciones. Un álbum que arranca con «Deixem lo dol» y termina con «Na Cecília» y que contiene dos singles que ya hemos podido escuchar como adelanto: «Son tus ojos dos puñales» y «M’agrada s’espingolar». Un trabajo que se arma sobre los tres pilares que    actualmente conforman su identidad artística, y que según ella misma relata son «la herencia de la tradición oral, el trabajo que hago de rescate de canciones del archivo que ya no se transmiten pero que forman parte de la tradición viva de Menorca y luego la creación de temas propios».

La pregunta ahora es si, con el disco, «Parenòstic» llega a su fin de ciclo. Y parece que la respuesta es no. «Con esto yo creo que se solidifica la idea de que es un proyecto que no muere    (...) Está vivo y probablemente se vaya transformando, pero que me acompañará durante mucho tiempo para ese formato en solitario que comparto con el público». Por otra parte, Ferrer ya avanza que tiene en mente «otros dos proyectos que van a estar en el centro».

De momento, en el calendario hay una cita importante. El próximo viernes, día del lanzamiento, la artista ha programado «una escucha comentada» en Es Claustre de Maó. Un encuentro en el que habrá coloquio «y también unos cantares» y en el que se rodeará de una buena parte del equipo que le ha acompañado en «Parenòstic», una aventura que se centra en desmontar la canción popular menorquina para convertirla en universal.

El apunte

La menorquina se alza con el segundo premio del certamen ‘Terra i Cultura’

La menorquina había sido seleccionada como una de las cinco finalistas del XVII Premi Miquel Martí i Pol del certamen Terra i Cultura, patrocinado por la Fundació Lluís Llach, por el tema «Cau de la por», inspirado en un poema del también menorquín Bartomeu Obrador-Curscah. El galardón se lo concedieron esta semana al dúo L’Arannà, pero Ferrer logró alzarse con el segundo premio del certamen gracias a su interpretación junto a Jolly Damper. La artista se muestra «contenta»    y reconoce que es la primera vez que se presenta a un concurso, «ya que es un formato    que me genera muchas contradicciones, más aún en el campo artístico, que es el mundo de subjetividad».