Composición con imágenes de la docena de creaciones que forman parte de la exposición.    | D.S.

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La edición número 57 del Festival de Sitges, cita considerada como una de las más importantes del mundo dentro del género del cine fantástico, levanta hoy telón. Un espacio en el que, más allá de las proyecciones, tienen cabida diversas actividades paralelas, y entre ellas cabe destacar este año el protagonismo del realizador menorquín Dani Seguí, en esta ocasión sin estar detrás de la cámara. El mahonés acude con la exposición que lleva por título «Falsa vida, falsa muerte».

Cuando con 18 años se mudó a Barcelona para estudiar, Seguí tenía en mente formarse en el campo de los efectos especiales de cine y maquillaje, una opción que acabó desechando para acabar en el mundo de la animación, sector en el que actual trabaja como profesor y en el que ha triunfado con cortometrajes como «Diari d’un operador cinematográfic». Un proyecto este que comenzó a forjarse durante el    tiempo libre de la pandemia, periodo del que también surgió la exposición que ahora ve la luz: «Tenía de hacer cosas de trabajos manuales», confiesa sobre el gusanillo que todavía tiene de crear dejando de un lado el mundo digital.

MALAGA - FESTIVAL DE CINE DE MALAGA - Toque insular en Málaga.El menorquín Dani Seguí Florit compite con su corto ‘Diari d

Imagen de archivo del realizador menorquín afincado en Catalunya.   

Relatan desde el festival que el empeño por encontrar nuevas formas de vida «ha sido siempre la gran obsesión de una parte de la humanidad», hasta el punto de recrear de forma falsa seres fantásticos para exponerlos al gran público. En ese marco, Seguí nos presenta una serie de personajes del imaginario más popular y mediático a través de su muerte y su posible encontronazo y convivencia con el ser humano. «Siempre pensé que si de verdad existieran, acabarían muy mal», reconoce, y el resultado lo expone en «Falsa vida, falsa muerte».

Una galería de personajes de lo más variopinta, principalmente del mundo del cómic, la animación y, por supuesto, con referencias cinematográficas. Todos ellos, paradójicamente, pasados por un filtro    con el que «consiguen la inmortalidad a través de una muerte artificial». Una propuesta que gustó, por su planteamiento próximo al género con el que trabajan, a los responsables del festival.

Allí habitan temporalmente las siguientes recreaciones: Bob Esponja víctima de un anzuelo, su compañero Patricio fallecido tras engancharse con un plástico, el siempre triste esperado final de Calimero, Mr. Potato resurgiendo del subsuelo como un zombie, su compañera hecha trizas en un paquete de patatas de McDonalds, Snoopy víctima del destrozo de su caseta, la Hormiga Atómica fulminada por un rayo, Mickey y Minnie cazados en una trampa para ratones, una tortuga ninja como ingrediente de una sopa y un pitufo aplastado por la huella de un senderista. Como colofón, dos guiños cinematográficos: la mano del hombre pálido del «Laberinto del Fauno» convertida en cenicero y un Gremlin a punto de liarla con el champán derramado en una fiesta.

El apunte

El próximo mes se retoma el rodaje del filme ‘Un Nadal de merda’

La participación del menorquín en el festival de Sitges va más allá de la exposición que se podrá ver hasta el 13 de este mes. Seguí tomará parte en el evento Producers Meet Producers, un espacio al que acudirá con los dos proyectos que tiene en cartera. Por una parte, el largometraje «Un Nadal de merda», cuyo rodaje retomará y finalizará el próximo mes de noviembre con la vista puesta en que pueda ser presentado en Sitges en 2026. Por otro lado, viajará al prestigioso festival con la intención de dar un impulso a su otro gran proyecto, el de convertir su premiado cortometraje «Diari d’un operador cinematogràfic» en un largometraje de animación y continuar así con el homenaje a su abuelo Tiago Seguí, quien durante 50 años fuera proyeccionista del ‘Principal’.