Se puede decir que los cineclubs de la Isla siguen con rumbo fijo con la misma filosofía de siempre, pero también pendientes de cómo el streaming afecta sus planes. César Rodríguez, cinéfilo que desde hace tiempo coordina el cineclub del Ateneu de Maó, tiene una regla: «Procuro programar películas que aún no estén en plataformas o lo vayan a estar inmediatamente». Sin embargo, la tarea no es fácil, especialmente en un momento en que «plataformas y productoras son la misma empresa», confesaba ayer el coordinador, recién aterrizado de San Sebastián tras haber pasado por el festival y con la vista puesta ya en Valladolid, donde en octubre cumplirá 40 años asistiendo a la Seminci.
Para el estreno de la nueva temporada en el Ateneu, el 17 de este mes, se hará una excepción con la película escogida, que sí se puede ver en Filmin, plataforma especializada en cine independiente. Se han decantado por «Casanova», un filme de Federico Fellini con el que se rendirá homenaje a una de las grandes estrellas que nos ha dicho adiós este año, Donald Sutherland.
Según el Ministerio de Cultura en su informe anual, el cine en España creció en torno al 30 por ciento en 2023. El número total de espectadores registró un incremento interanual del 29,7 por ciento, hasta alcanzar los 76,7 millones. La recuperación tras la pandemia continúa, pero en el sector son conscientes que al final todo depende de si es un buen año de taquillazos. Con la perspectiva que le da muchos años de experiencia, Rodríguez opina que «el cine de sofá se está comiendo las salas». Y ahí el Ministerio le da la razón: frente a las 1.194 que había en 2003, el año pasado solo funcionaron 744.
En ese panorama, los cineclubs batallan por mantener su oferta no solo luchando contra la competencia de las plataformas, sino también con las salas comerciales, que, según relata Rodríguez, cada vez se inclinan más por programar esos títulos que viven en la frontera entre lo comercial y el cine independiente o alternativo, como por ejemplo acaba de suceder con «El 47», la cinta protagonizada por Eduard Fernández.
Gener también atesora una amplia cultura cinematográfica, y prueba de ello son las seis películas que acostumbra a ver de media cada semana. Unos conocimientos que intenta aplicar a la hora de programar. «Proyectamos películas de todo el mundo, lejos de el ‘casi-monopolio’ del cine estadounidense», relata con motivo del estreno de la nueva temporada, «y gracias a esto descubrimos cine de diferentes lugares, y en consecuencia aprendemos sobre culturas desconocidas».
Películas diferentes
Desde el cineclub de Ciutadella defiende que «también buscamos películas que den que hablar, que pensar, que debatir... Intentamos que sean obras con algo que contarnos más allá de su duración. Serán películas que, aunque muchas de ellas, más pronto que tarde llegarán a alguna plataforma, solo gracias a un cineclub se podrán disfrutar en un cine. En una pantalla grande, con la calidad de imagen y sonido que se merece una película, de la manera en que se concibió: en una sala», relata Gener. Una defensa que también realiza Rodríguez desde la otra punta de la Isla: «A mí, lo que más me gusta es ir a la pantalla grande y se apaguen las luces sin saber lo que voy a ver», reconoce.
Y de qué salud gozan los cineclubs. Desde Maó apuntan que la tendencia de los últimos tiempos es que el público va a menos. En Ciutadella dicen que la situación es «razonablemente buena», con unos 3.000 espectadores el año pasado, más o menos cien por película, pero «echamos en falta más público joven al que nos gustaría saber llegar», confiesan.
Las proyecciones en Maó son en los cines Ocimax, mientras que en Ciutadella se realizan en las salas Moix Negre y una vez al mes en el Teatre des Born con el ciclo de cine histórico, que arrancará el 30 de octubre con «El sentido de la vida» de los Monty Python.
El apunte
El próximo lunes arranca el clásico Ciclo de Cine Negro del Ateneu
1 comentario
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... recuerdo hace años las colas que provocaron la puesta en cartel de "la última tentación de Cristo", con los típicos ofendiditos y demás fauna filo creyente... podríamos montar un ciclo de cine anti religioso, hay muy buenos ejemplos de películas que han dejado a la altura del betún tanto al sinsentido del hecho mismo de la creencia religiosa, como de las poderosas empresas que se han beneficiado de ello a lo largo de la historia... es una idea, propongo... estoy seguro que el obispado no pondría ningún pero... ahora ya no...