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Ya se sabe que en las fiestas uno se suele venir arriba. Y eso fue lo que, con Sant Joan como escenario y la Banda de Música de Ciutadella sonando de fondo, les pasó un buen día a Coque Malla y al responsable del Jazzbah, Juli Rabal. Se les ocurrió la excelente idea de hacer un concierto especial para celebrar el 25 aniversario de la sala. Pasada la euforia, lejos de achantarse, decidieron seguir adelante, subieron al barco al director Joan Mesquida y llamaron a la puerta del Teatre des Born.    Así nació lo que desde hace meses ya se etiquetó como uno de los conciertos estrella del verano: un éxito de antemano, con dos sold out (el jueves y este viernes), a posteriori refrendado por un espectáculo de primer nivel.

El reto no era fácil, llevar el rock del que fuera líder de Los Ronaldos al terreno sinfónico, pero el proyecto llegó a buen puerto. Un éxito desde el minuto uno, con el público totalmente entregado desde que los miembros de la banda se abrieran paso entre el patio de butacas hasta el escenario, instrumento en mano, haciendo sonar los acordes de la popular «No puedo vivir sin ti».

La noche del jueves, que prometía, empezó a lo grande. Y la Banda, que jugaba en casa, arrancó con su suite «Coque Malla», que sirvió para allanar la entrada del músico en acción. «Este es el momento», canción de la banda sonora de la película «Campeones», con la que ganó el Goya, fue la melodía elegida para que la velada comenzara a coger fuerza.

Después vinieron otras trece canciones, en lo que puede parecer un repertorio corto, pero compensado por la intensidad de cada una de las piezas. En el concierto se utilizaron los arreglos ya existentes de algunas partituras, mientras que otros se hicieron de forma expresa para la ocasión. Un trabajo del que se encargaron César Guerrero y Miguel Malla, hermano del artista y en su día miembro de la banda de rock Las Ruedas. Con tan solo un mes de ensayos, el conjunto, complementado con teclado y batería, demostró    que la máquina estaba bien engrasada.

El concierto fue una de las grandes citas de los 25 años del Jazzbah.

Una velada diferente

La ocasión merecía un concierto diferente, y así fue. Un repaso a la carrera en solitario de Malla en la que tan solo hubo un guiño a su etapa en Los Ronaldos. En su primera intervención ya tranquilizó al público avanzando que no se preocuparan, que sonaría la canción de «las bodas y bautizos». Y así fue, la melodía de «No puedo vivir sin ti», esta vez con acompañamiento vocal, no se hizo esperar y protagonizó uno de los muchos momentos álgidos de la noche.

Hubo espacio también para recuperar canciones como «Una moneda», que en su día grabó    junto a Jeanette en su disco «Mujeres», posiblemente uno de los momentos más bonitos de la velada. También quiso el artista arriesgar en otros pasajes, como por ejemplo con los arreglos de ranchera mexicana para «Hace tiempo», de su álbum «La hora de los gigantes».

Pero en lo que se refiere a discos, el que mayor protagonismo tuvo fue el que quizás sea su obra más completa en solitario, «El último hombre en la tierra», del que sonaron la canción que da título al álbum junto a «La señal», tema este con el que anunció el final del concierto. El artista confesó que la noche se le había pasado volando, pero por suerte solo fue un amago, ya que apenas llevaba una hora sonando la música.

No hubo que insistir mucho para el bis, que arrancó con    sorpresas en forma de colaboración. Invitó    el jueves a subir al escenario a dos artistas con los que ha trabajado, Litus y Carlos Cross, con los que respectivamente interpretó «Pedalear» y «Graceland». Acto seguido, Malla volvió a tomar las riendas del espectáculo con la banda en un magnífico final, que comenzó a encarar    con «¿Volverá?», el único tema que interpretó de su último disco «Aunque estemos muertos».

La guinda llegó con «Me dejó marchar», esa canción de «El último hombre en la tierra» que adquirió una nueva dimensión cuando la grabó en directo junto a Iván Ferreiro para el álbum «Irrepetible». La magia de ese tema adquirió otra vida diferente   gracias a la Banda de Ciutadella, impecable como siempre. La ovación fue tan inmensa que   obligó a que la interpretaran de nuevo, en versión instrumental, como despedida. Seguramente habría habido público para un tercer concierto, y es posible que en el futuro suceda: «La idea es repetir», confesó el artista.