«Se están preparando 50 barcos en Barcelona para el asalto y conquista de Menorca este verano». Lo que en principio podría interpretarse como una amenaza es en realidad una exposición artística que acaba de llegar a buen puerto, la galería Espai Rovellart de Ciutadella, donde ha amarrado la flota de embarcaciones de madera diseñadas por Alberto Bergeret (Motevideo, 1946), más conocido en la Ciudad Condal, donde habita desde hace cinco décadas, como Tucho.
De hecho, la muestra con la que se estrena en la Isla lleva por título «Els vaixells d'en Tucho», y para ella ha escogido una selección de embarcaciones entre las cerca de cuatrocientos que forman parte de su colección. «Aunque los barcos son los protagonistas, las obras no son trabajos de modelismo naval. No copio un modelo, sino que creo una ficción con proas, anclas, hélices...», explica Tucho.
La historia de cómo comenzó el proyecto es curiosa. Tras toda una vida dedicada a su profesión como arquitecto, en 2005 empezó a colaborar con su hija, que también es artista en un proyecto denominado Taller de Ideas en Barcelona. Por aquel entonces, Tucho acostumbraba a comprar sacos de restos de madera en una carpintería, material que utilizaba después para quemar. Hasta que un buen día una de las entregas llamó poderosamente su atención. «Vi triángulos, ángulos raros y curvas después de mucho mirar las maderas», relata.
A partir de ese material creó una primera tanda de barcos. Cuando reunió los suficientes, hizo una exposición, y una llevó a otra, lo que hizo que la flota siguiera creciendo. Advierte Bergeret que pese a que se trata de barcos, hay que aclarar que ninguno de ellos navegaría. También apunta que pese a que la materia prima es la madera, no son para nada obras de ebanistería. Recuerda que estamos hablando de materiales de deshecho o reciclados.
Y es que el proyecto artístico tiene un componente medioambiental, el del reciclaje. «Yo no compro material, utilizo lo que encuentro», insiste. Una filosofía que le ha llevado a participar en citas tan reconocidas como el Drap-Art, un festival de arte y sostenibilidad que nació en 1996 en Barcelona con el objetivo de fomentar el reciclaje y proteger el medio ambiente. En la edición de este año, sus barcos ‘navegaron' por una de las calles del Barrio Gótico.
El lenguaje marinero es la principal fuente de inspiración de Tucho, con un espíritu siempre abierto a dejarse llevar por su intuición a la hora de crear. «Quizás un experto en navegación los criticaría porque no se ajustan lo que exactamente sería para él un barco», aclara.Pero para el arquitecto se trata de una especie de actividad que consiste en «jugar con los elementos que tengo para integrarlos en una visión propia».
Una colección de inspiración marítima, con formas y colores variados, de la que se podrá disfrutar en el Espai Rovellart hasta septiembre. Tucho se desplazó hasta la Isla la pasada semana para asistir a una inauguración en la que aprovechó para hablar de su proceso creativo.
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