La Plaça de la Catedral, repleta de público, fue durante varias ediciones uno de los escenarios más emblemáticos del festival

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Fin de la película para el Festival Internacional de Cine de Menorca. La muestra, que ya había avanzado las fechas de su octava edición para el 8 y 11 de septiembre, ha anunciado que finalmente no se celebrará. Así lo explica su directora, Inés Garrell, quien reconoce que dadas las circunstancias ha llegado «el momento de parar». Una decisión que ya ha comunicado a las administraciones con cuyo apoyo ha contado en los últimos años, entre ellas el Consell insular, y que se anunciará públicamente de forma inminente.

Menorca se queda así sin el que es uno de los festivales estrella de la agenda cultural estival. Una aventura que acumula siete ediciones desde 2009 y que tomó el relevo de otro festival, el Mèdit, que también estuvo en cartel otros siete años (desde 2009) y de cuyo equipo directivo también formó parte Garrell.

La decisión ha cogido por sorpresa dado que la organización, más allá del anuncio de las fechas, ya tenía cerrada una buena parte de su programación. Sin embargo, el futuro del festival tomó otro rumbo a principios de este mes con la celebración de una nueva edición de Cooking Films, un evento que nació como una sección del Ficme, pero que con el paso del tiempo ha adquirido también una dimensión de festival, en este caso centrado en el mundo de la gastronomía y el cine.

Ha sido esa muestra el detonante de una decisión que no obstante se venía cociendo desde hace un tiempo. La directora alude a «las trabas administrativas y la burocracia» como el principal problema de un evento consolidado y que contaba con el favor del público.  Explica Garrell que la «falta de agilidad» en la concesión de las subvenciones hace muy complicado programar un festival como el Ficme. «No puedes estar trabajando en mayo sin saber cuándo vas a cobrar la ayuda del año anterior», resume.  Por otra parte, los patrocinios privados con los que cuentan «son pocos», añade.

Sin embargo, desde el festival todo son palabras de agradecimiento para las administraciones y entidades colaboradoras con las que ha contado desde 2016, tanto en lo que se refiere a las ayudas económicas como a las facilidades otorgadas para el uso de espacios públicos.

Para su edición de 2022, el Ficme contó con un presupuesto aproximado de unos 100.000 euros. En el plano económico, al retraso en las ayudas hay que sumar el encarecimiento de los gastos relacionados con los viajes y hospedaje de los invitados, una de las razones por las que se decidió desplazar el calendario de julio a septiembre, y el coste de los derechos de reproducción de las películas. En un panorama marcado por el ‘boom’ festivalero que vivió la Isla el año pasado, Garrell reconoce que, a diferencia de lo que ocurre con los eventos musicales, en un festival de cine el retorno económico es mucho menor.

El cine continúa

El Ficme se despide, al menos por el momento, pero otros festivales cinematográficos continúan. El Menorca Doc Fest, que el año pasado ya amagó con abandonar, celebrará su quinta edición entre el 11 de octubre y el 10 de noviembre. Por otra parte, La Boca Erótica, el festival internacional de cine de temática sexual, también se asienta en la Isla con una nueva edición  (del 1 al 7 de octubre). Y aunque todavía no se ha confirmado, los organizadores del Ocean Film Festival han anunciado su intención de regresar a la Isla en otoño.

El apunte

Garrell: «Es triste, detrás hay mucho trabajo, pero llegamos hasta donde hemos podido»

Inés Garrell reconoce la «tristeza» que implica haber tenido que suspender el festival de 2023. «Detrás dejamos un trabajo muy grande, que nos ha llevado a tener una muy buena programación, con la proyección de muchos cortos y películas  que después han recibido premios muy relevantes». Por otra parte, se siente muy satisfecha con el «público que hemos fidelizado»,  y que ha respondido de una forma especialmente positiva incluso en las ediciones marcadas por la pandemia.

Sin embargo, no esconde que «hemos llegado hasta donde hemos podido» y reconoce    que «en las últimas ediciones estábamos estabilizados, pero dadas las circunstancias no podíamos aspirar a crecer más». Esa situación, sumada al agotamiento de «papeleo y burocracia», ha dado la puntilla a un proyecto que cierra una etapa pero que deja una puerta abierta a su regreso, aunque a día de hoy parece poco probable a medio plazo. «Ojalá alguien coja el relevo, pero ahora mismo necesitamos parar», concluye la directora del festival.