Un certamen bienal para al que habrá que esperar otro año y del que ahora toca disfrutar a través de un recital. Evento por el que el barítono se siente muy agradecido ante la gerencia del Teatre des Born «por aceptar una gala como esta, porque la idea es que del resultado del premio también puedan disfrutar los de casa, los menorquines, y así descubrir el gran nivel que hubo», explica el veterano artista.
Sobre las figuras que resultaron galardonadas, asegura que «son jóvenes y tienen por delante un futuro muy alentador». Concretamente de la ganadora absoluta, la soprano ucraniana Yulia Zasimova, destaca que «tiene una voz preciosa y canta muy bien, con muy buen gusto». Pero por encima de esas virtudes, recalca de una forma especial «la sensibilidad que transmite, porque no se trata solo de tener voz para llegar al público; es evidente que siempre es fundamental, pero la palabra en la ópera es muy importante, y hay que darle sentido a cada una de ellas».
Ahonda en esa cuestión y lo clave que resulta en el proceso artístico «saber lo que estás diciendo, no se trata de emitir sonidos, hay que cantar con el corazón y con el alma». Preguntado sobre la cuestión de si los jóvenes ahora lo tienen más fácil que su generación para intentar abrirse camino, responde que la competencia siempre ha existido y sobre el momento actual critica que «hoy en día se va demasiado rápido en todo».
Una reflexión que le remite de nuevo a su convencimiento de que «también hay que cantar con la cabeza y con técnica. Si no pones la voz en su sitio, se paga». En ese sentido, rememora cómo ha visto a muchos jóvenes empezar con talento «y de repente, por querer avanzar más rápido de lo debido, se han quedado no a la mitad, sino a una cuarta parte de la carrera». Es por ello que Pons defiende «la paciencia» como una virtud para desarrollar una carrera de fondo.
Alejado de los escenarios, el menorquín sigue ligado al mundo lírico como profesor, lo que le permite tener la voz ejercitada. Y es que son varios los estudiantes que viajan hasta la Isla para escuchar las lecciones de quien ha sido uno de los grandes de la ópera. «Me gusta poder devolver los consejos que yo recibí y la experiencia que adquirí. Eso es algo que me encanta y de lo que disfruto mucho», confiesa.
Cuando echa la vista atrás, el barítono reconoce que la suya ha sido una carrera de «sacrificios» en la que tuvo la suerte de empezar muy joven y como miembro de un coro, «algo que hacen muy pocos». En el del Liceu dice que aprendió mucho viendo trabajar a directores de escena y musicales. «Allí te podías fijar en los cantantes importantes porque los tenías a dos palmos... Hay que saber ser una esponja para coger lo bueno de cada uno», opina.
Más allá de su faceta como profesor, Pons sigue muy de cerca la actualidad del mundo de la ópera gracias a las facilidades que le ofrece internet para estar al día, pero, sobre todo, sigue escuchando mucha música. Justo antes atender a «Es Diari», estaba metido de lleno en «La fanciulla del West» de Puccini.
El apunte
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