Con seis ediciones a sus espaldas, el Festival Internacional de Cine de Menorca (Ficme) afronta a partir de este jueves una nueva cita. Lo hace siguiendo la línea marcada desde los inicios pero con una novedad, el cambio de fechas. Abandona el mes de julio para pasar a septiembre. Hablamos de los cinco días de cine que tenemos por delante con su directora, Inés Garrell.
¿Cómo se presenta esta edición del Ficme?
—Pues cada año lo afrontamos con más ganas, intentamos traer más cine y a más espacios. Sobre todo trabajamos para tener un cine que pueda disfrutar todo el público.
Supongo que cada año sigue siendo un reto especial.
—Totalmente. Para poder ponerlo en pie trabajamos durante todo el año para seleccionar, producir y organizar cinco días de cine. Pero también hay cosas que tienen visibilidad más allá de los días centrales del festival, hay talleres y acciones como el Cooking Films o secciones diferentes que van saliendo a largo del año.
Un formato con modelo abierto.
—Sí, sobre todo para que la gente local también tenga la posibilidad de ver ese tipo de cine que proponemos. El que se ofrece en las salas es válido y genial, pero también queremos dar visibilidad a ese cine que nosotros buscamos desde el festival.
Y que está orientado a…
—Cada año nos estamos especializando más en temática social y sostenible. También queremos que el cine esté presente en las escuelas, que llegue a los jóvenes para crear y reforzar este hábito de ir a ver una película a una sala. El talento emergente es también uno de nuestros objetivos, dar espacio a los jóvenes. Igualmente queremos potenciar la atención a la producción local y balear.
¿Social y sostenible son las dos grandes marcas?
—Siempre. Creo que poco a poco, después de tres o cuatro años trabajando en firme en esa línea, se ha conseguido. Todos los cortometrajes, ya sean de Balears, nacionales o internacionales tienen unas características y una temática que habla de la realidad. En relación a la sostenibilidad, me gustaría destacar que no se trata de poner un título y ya está. Nosotros intentamos eliminar cada vez más residuos de los espacios del festival, trabajar con colaboradores y proveedores locales y que tengan el sello de sostenibilidad.
¿Cómo valora la evolución de este evento teniendo en cuenta el problema que ha supuesto los años de pandemia?
— Las modificaciones de este año en cuanto a espacios más reducidos, programación más escueta y cambio de fechas vienen dadas por los efectos de los años de pandemia. Valoro mucho que sigamos adelante, porque creemos que el festival es necesario en Menorca y sabemos que ocupa un lugar importante en Balears, donde se organizan catorce muestras de cine. Aunque hayamos cambiado de fecha, el festival sigue teniendo el estandarte de cine de verano y con una programación adecuada para todos los públicos.
El cine está en proceso de recuperación, es un sector todavía tocado. ¿Cómo les afecta?
—Costó mucho los dos últimos años, pero este está habiendo un boom importantísimo en cuanto a cortometrajes, que es nuestra gran especialización. Quiero pensar que en dos o tres años el cine volverá a la normalidad en salas. Sobre todo en Menorca, porque aún no lo está. La gente todavía no tiene, ni mucho menos, el hábito de volver al cine. Quiero pensar que las dos salas nuevas de la Isla van a hacer una labor junto a las asociaciones que trabajamos a lo largo del año para llegar a una normalidad, y que todo el mundo quiera volver a sentarse para ver una película.
¿Cree que Menorca es un plató cinematográfico por explotar?
—Tiene posibilidades como plató, pero hay que trabajarlo mucho. Me consta que se está haciendo un gran trabajo desde Foment de Turisme y el Consell para poner en orden todo, que sea un lugar sostenible para venir a grabar y que desde fuera se conozca como tal.
El apunte
La cita se estrena este jueves en Fornells con Marc Clotet como invitado
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