Un quebrantahuesos, una garza, una morena, un cangrejo o un zancudo son solo algunos de los ejemplos de cómo el mundo animal se erije en la principal fuente de inspiración para Daniel Salorio, un artista que hace recreaciones a partir de materiales naturales.
Troncos y hojas son los principales materiales, aunque no los únicos, que utiliza Daniel Salorio (A Coruña, 1970), quien ayer por la noche inauguró la exposición «Esculturas botánicas» en el hotel Cristine Bedfor, de Maó.
El propio artista señalaba horas antes que su trabajo consiste «no tanto en esculpir, sino en ensamblar piezas que voy recogiendo de la naturaleza, elementos que encuentro en el campo, en parques, jardines botánicos». Es así que, usando únicamente cola y mucha delicadeza y paciencia, para unir los materiales, hasta moldear figuras, principalmente animales, pero también dedicadas al cuerpo humano. «A veces ves enseguida en qué se puede transformar una pieza, pero hay otras en que hay que ir jugando con ellas» hasta ver sus posibilidades. Eso sucedió, por ejemplo, con el cangrejo, elaborado a base de hojas de aloe vera.
Familia de artistas
Daniel Salorio viene de una familia con una larga tradición artística, empezando por su bisabuelo, Enrique Simonet Lombardo (1866-1927), gran ilustrador y pintor con presencia en la exposición permanente del Museo del Prado, y continuando con su abuelo, Bernardo Simonet Castro (1914-1995), verdadero inspirador de la faceta creadora de Salorio. Sin embargo, «no soy el que mejor dibuja», admite este gallego criado en Madrid que no esconde que, de algún modo, el hecho de dedicarse a la escultura natural «me libera del yugo de cómo hay que pintar».
En cuanto a ésta, su primera muestra en Menorca, se suma a las distintas que ha realizado en lugares como Madrid (la primera en 2009), Cádiz o Eivissa, isla en la que veraneaba e incluso residió durante una época. «Cristina Lozano [copropietaria del hotel Cristine Bedfor] conoce mi trayectoria y me invitó para que fuera el primero en exponer aquí», apunta agradecido por esta oportunidad de desembarcar en la Isla. «Creo que mis obras encajan muy bien, porque están hechas con materiales naturales que son comunes en Menorca».
Una materia orgánica llena de sorpresas, ya que «genera formas increíbles, cada árbol es un mundo» e incluso «una hoja, de haberse secado al sol o a la sombra, cogen formas y se retuercen de modos distintos».
Esta exposición está formada por una docena de figuras que homenajean a la naturaleza y a los animales. Pueden verse en el establecimiento hotelero de Maó hasta el 30 de septiembre.
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