Nacido en Barcelona en 1931, ejerció varios oficios antes de dedicarse a la fotografía, que aprendió de forma autodidacta, y también fue conocido por su trayectoria como publicista, alguien, a decir de Manuel Vázquez Montalbán, «culpable de erotizar» a todo un país» debido al anuncio del licor Terry de hace unas décadas con una modelo sobre un caballo blanco en una playa.
Asimismo, fue realizador de los anuncios de Freixenet con las icónicas «burbujas» y, según había reconocido en alguna ocasión, no fue fácil trabajar con la norteamericana Gwyneth Paltrow pero, en cambio, con Pierce Brosnan todo fluyó.
El pasado mes de junio, en la presentación de sus memorias «No era pecado» (Tusquets/Edicions 62), confesó que para él lo más importante en la vida «ha sido mirar».
La periodista Lídia Penelo, que trabajó con Pomés durante un año en la confección de sus memorias, ha indicado que hoy se va «un personaje irrepetible, un fuera de serie, alguien que nunca se puso límites, un hedonista».
Como fotógrafo, ha considerado que fue un artista que, «si hubiera nacido en Nueva York, su obra estaría expuesta en todos los museos del mundo», mientras que su vertiente de publicista le abrió un mundo que «le permitió cumplir el sueño de conocer a gente como los actores Gene Kelly, Demy Moore o Pierce Brosnan».
Durante el año que estuvieron juntos trabajando en las memorias, Lídia Penelo remarca que pudo ver que era alguien que «nunca dejó de soñar, siempre ilusionado».
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