La banda protagonizó uno de los conciertos más esperados | Gemma Andreu

TW
8

«Bona nit, malparits». Sus fans lo sabían, un grito que forma parte del ritual los conciertos de Sopa de Cabra, no podía faltar. También esperaba el público, que abarrotó la terraza de Es Claustre, que colgó hace semanas el cartel de 'entradas agotadas', un mensaje de homenaje a las víctimas de los atentados y a su Catalunya natal. «Queremos comenzar con un recuerdo para Barcelona y Cambrills», dijo Gerard Quintana. Siguió un largo homenaje de aplausos, que concluyó con un «No tenemos miedo. No dejaremos que estos monstruos nos conviertan en monstruos».

Lo que vino después fue un concierto que se prolongó durante cerca de dos horas, un periodo en el que sonaron muchos de los himnos que han marcado a una generación. El público, entregado, se rindió a los pies de Sopa de Cabra, uno de los conciertos más esperados del verano, que tras algunos bises, llegó a su final con la canción «L'Empordà».

Una noche de música y homenajes, en el que también hubo palabras de recuerdo para el drama de los refugiados: «Estamos aquí, en este mar de contrastes, donde algunas costas son una fiesta y otras una tragedia». El viernes, en Menorca, tocó fiesta musical, de la buena y por todo lo alto.