Preparado para atender a la prensa pero con un ojo puesto en los últimos detalles de los preparativos de la exposición que este viernes se inauguró en la Sala El Roser de Ciutadella. Erwin Bechtold, alemán de nacimiento pero ibicenco en espíritu, tierra en la que reside desde hace décadas, cumplió así con el objetivo de exhibir por primera vez en Menorca una colección de sus obras. Una muestra en la que se recogen medio centenar de piezas, la mayoría de ellas creadas durante las dos últimas décadas, reunidas bajo el título de «Confrontació», un concepto clave en la trayectoria del que sin duda es una de las figuras claves en la pintura contemporánea europea.
Bechtold, formalista y heredero de la Escuela Bauhaus, tomó la palabra para explicar cómo la exposición ha acabado por convertirse en un proyecto «más importante de lo que pensaba en principio» y en «una sala tan especial como El Roser». Y es que el espacio es un elemento clave a juicio del pintor de origen alemán. «Cada cuadro, para verlo bien, necesita su espacio, si no, pierde fuerza. La arquitectura tiene mucho que ver en el proyecto», resumía Bechtold, quien tras finalizar la rueda de prensa seguía dando indicaciones a los operarios que ultimaban el montaje.
De perfilar la figura del pintor alemán se encargó el comisario, además de amigo, Lluís Socias, quien jubilado desde hace años ha regresado a la actividad artística solo para trabajar junto a Bechtold, al que ha estado ligado durante gran parte de su trayectoria profesional. «Erwin nunca ha pintado para complacer a nadie, siempre ha sido muy fiel a sí mismo siguiendo su camino, sin concesiones a la amabilidad», resume Socías, quien por otra parte defiende, al igual que Bechtold, la posición de que «la pintura no debe ser un asiento cómodo para la el intelecto», sino que más bien tiene que «provocar una sensación de intranquilidad que te haga buscar en ti mismo».
Por su parte, el pintor puso el acento en que en El Roser se podrán ver muchos cuadros que nunca antes se habían expuesto. En lo que se refiere a la esencia de su obra, confesó que «no tengo que hablar de lo que hago porque todo está a la vista, y todo lo que tengo que decir se puede ver en los cuadros».
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