«Los padres compran más libros para sus hijos que para ellos mismos». La frase es de Marta Simón, responsable de vaDellibres, y resume muy bien cómo respira actualmente el sector de las librerías. «El libro infantil funciona muy bien y se están editando cosas muy buenas», añade, mientras un buen número de escuelas visitaban en la mañana de ayer la jornada inaugural de la Feria del Libro en Ciutadella. Sin duda una buena noticia dentro de un negocio, que como casi todos, lleva años sufriendo los efectos de la crisis, pero que empieza a mirar el futuro con otros ojos.
No obstante, los libreros no pasan por alto que se trata de un sector complicado en el que los beneficios no son muy altos. Los libros se libraron del IVA al 21 por ciento (no así los electrónicos), pero advierten desde las librerías que en ese sentido no es oro todo lo que reluce. Disfrutan de un impuesto reducido (del 4 por ciento), pero a cambio solo pueden jugar un 5 por ciento, arriba y abajo, a la hora de fijar los precios. Y así, parece que las cuentas al final no salen. Explica al respecto Mae de la Concha, de la Torre de Papel, que en una ciudad con la población de Ciutadella, para que un solo trabajador consiga un sueldo de unos 700 euros hay que vender cerca de 10.000 euros en libros al mes. Con ese panorama, son muchas las librerías que han cerrado en los últimos años. Por su parte, los que aguantan han tenido que optar por diversificar su actividad, ya sea a través de la venta de artículos de papelería o la organización de eventos, talleres o presentaciones.
La gran esperanza es que la cantera de nuevos lectores puede salvar los muebles del sector en los próximos años. En ese sentido, Joana Torres, coincide con sus colegas que hablan del buen momento de la literatura infantil. «No es para tirar cohetes, pero es quizás el sector de la librería que mejor resiste la situación actual», dice la responsable de Juguettos, quien sostiene que gran parte del avance conseguido radica en que «la gente es ahora más consciente de que no se trata solo de libros, sino también de una herramienta de trabajo y aprendizaje; todo se ha enfocado de una forma más pedagógica», asevera.
¿Y a qué se debe el buen momento de la literatura infantil? Los libreros consultados apuntan casi todos al éxito de Gerónimo Stilton, ese periodista ratonil, al que alguno de ellos no le importaría levantar un monumento por el efecto conseguido. Y es que en ese sentido, recuerdan que fenómenos como el citado están fomentando el hábito a la lectura en una etapa crucial en la vida de una persona.
A modo de resumen, y no solo en lo que afecta a los más jóvenes, De la Concha concluye que «se lee más que antes, pero la gente busca libros más baratos; uno de más de 10 euros cada vez resulta más difícil de vender, y el de bolsillo es el que más triunfa». Pero, más allá de la economía, concluye que «un librero no solo tiene que pensar en el dinero que va a ingresar, sino también en la función que cumple».
2 comentarios
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Muy buen artículo, es real como la vida misma
Deuen ser els joves qui devoren els llibres, perquè el que és els polítics que ens governen!!!