Las especialistas en arte Viviana y Nadir López Novell realizan los trabajos de restauración de los frescos descubiertos en la sala noble del edificio, entre los que se encuentra una escena marítima ambientada en las proximidades del Castillo de San Felipe y otros motivos vegetales, que concluirán en unos tres meses | Javier Coll

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La Fundación Reynolds tiene prevista para el próximo mes de mayo de 2015 la apertura al público del edificio señorial de la calle Isabel II, en Maó, que alberga una importante colección de arte contemporáneo, según anunció ayer el presidente de esta organización benéfica británica, Richard Reynolds, durante el acto de concesión de la beca anual para un joven artista de la Isla.

La Fundación Reynolds adquirió en 2001 un edificio señorial de la calle Isabel II, concretamente la vivienda número 17, para albergar un museo contemporáneo, además de ser la sede de la entidad que concede becas para jóvenes artistas menorquines de entre 18 y 35 años. La Fundación Reynolds también adquirió hace un par de años la vivienda colindante -la número 15- con la finalidad de proceder también a su rehabilitación y agruparla a la anterior para convertirlas en una sola vivienda, como lo había sido en siglos anteriores.

El espacio museístico de la Fundación Reynolds albergará alrededor de 400 piezas -entre pinturas, esculturas y otros objetos- de jóvenes artistas que fueron adquiridas por Richard y Jane Reynolds a partir de la década de 1960. Este nuevo recinto no estará abierto al público en general, sino que podrá accederse al mismo mediante visitas concertadas, ya sean grupos de personas interesadas en el arte o grupos de estudiantes, según señalaron ayer fuentes de la citada Fundación.


Pinturas

Por otra parte, Richard Reynolds aseguró ayer que dentro de unos tres meses finalizarán los trabajos de restauración de las pinturas murales, que datan de comienzos del siglo XIX, descubiertas en la sala noble del edificio señorial, labor que realizan las especialistas en arte Viviana y Nadir López Novell.

En enero de 2009 se ejecutaron unas investigaciones previas en el edificio señorial y, ocultos tras el papel que cubría las paredes del salón, se localizaron unos frescos que representaban una escena marinera ambientada en las proximidades del Castillo de San Felipe. Asimismo, los trabajos posteriores permitieron descubrir motivos vegetales que fueron plasmados sobre la pared.