«Ya había expuesto antes en El Roser, pero nunca en una muestra individual», confiesa el pintor Carlos Gomila mientras supervisa los últimos retoques de «Anatomía», una colección que se inaugura este viernes en Ciutadella a las 21 horas. A sus 35 años, reconoce que, de hecho, «por edad, no me corresponde», ya que según relata las exposiciones que se suelen organizar en dicho espacio en verano acostumbran a ser retrospectivas de artistas con una trayectoria más dilatada. «Es como sacar dos discos y luego un recopilatorio», bromea el artista.
No obstante, el comisario de la muestra, Sergi Cleofé, señala que la oportunidad que el Ayuntamiento ha brindado a Gomila no obedece a sus años de carrera, «sino a la trascendencia de su obra». En definitiva, una colección de medio centenar de cuadros, algunos de ellos nuevos, pero la mayoría piezas que proviene de colecciones privadas creadas desde 2002 hasta la actualidad. El objetivo, explican tanto el artista como el comisario, es que la exposición pueda responder a ciertas preguntas de la gente, motivo por el que se ha decido estructurar la colección por temáticas diferentes, y no siguiendo un orden cronológico.
Disección artística
«Tenía ganas de hacer una exposición con un punto de divulgación sobre la pintura; sobre los procesos creativos», apunta Gomila. Y de esa intención nace el nombre del muestra, «Anatomía», un término que implica adentrarse en la forma de algo para estudiarlo. «El título habla de diseccionar a Carlos para ver su mundo y su obra, y así poder analizar ambos elementos», añade Cleofé.
Con el fin de que el arte resulte lo más didáctico posible, se ha editado además un catálogo de 150 páginas con abundante información, y como complemento en El Roser se proyectarán hasta que finalice la muestra, el 14 de agosto, diferentes piezas audiovisuales sobre el proceso creativo. «Lo que pretendo es dejar claro que la obra no es la protagonista absoluta de la exposición, sino que también hay una parte que me interesa mucho: que la gente se haga una idea de lo que es el oficio de pintar», insiste Gomila, a quien cuando se le pregunta en qué momento de su carrera se encuentra responde que «en el mismo de siempre, en el de eterno estudiante».
13 comentarios
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La envidia, qué mala es. He visitado la exposición y es magnífica.Enhorabuena.
Como ilustrador está bien. Pero la Pintura seria, de gran calidad, eso es otro cosa. Otro nivel.
Yo ahí veo excelentes portadas de revista de cómics, del tipo Cimoc, Zona 84, Totem.
Es tal su afán por lograr la excelencia, que hasta su firma es perfecta. Casi un anagrama.
El artista con talento desdibuja la realidad y sugiere más de lo que muestra valiéndose de luces y sombras y de esa magia que flota en el ambiente de un modo intuitivo y misterioso. Gomila pinta el misterio de un modo demasiado perfecto, y esa perfección es la que fastidia. Al menos pinta chicas, cuerpos y figuras, otras glorias de nuestro catálogo local de pintores solo son capaces de pintar objetos inanimados aunque con la misma perfección impersonal.
Me gusta lo que hace Carles Gomila. Puede que se repita, pero es joven y seguro que sabrá desarrollar nuevas creaciones que, si no de acorde a las corrientes actuales, por lo menos nos deleitará las retinas.
En la línea de artistas como Luís Royo y Victoria Frances. Artistas cultivados en Arte que traspasa lienzos para decorar cualquier tipo de objeto creado para su consumo merced de las modas pasajeras (bolsos, zapatos, ropa, ect). Motivos mitológicos y góticos sobre todo. Arte de consumo magníficamente ejecutado y empaquetado.Y cada cierto tiempo nuevos talentos vienen a sustituir a los actuales con propuestas pretendidamente innovadoras pero de idéntico contenido a lo ya visto. Demasiada estética sin riesgo. La oferta y la demanda como otro producto más.
Absolutamente de acuerdo con Joan Bagur. Está estancado y debe arriesgar algo más.
Tiene una técnica de veladuras depurada que emula a los clásicos pero desde hace años está estancado y repite la misma formula (cara de chica con mirada inquietante). Creo que el mundo de la cultura menorquina con escasos talentos quiere encumbrarle de forma desesperada, pero yo le veo más bien como una moda pasajera a menos que arriesgue y sea capaz de escapar de ese peligroso entorno que lo idolatra pero que tanto daño puede terminar haciéndole.
Magnífico artista. Más ilustrador que pintor al uso diría yo, pero grande al fin y al cabo. Lástima que las vanguardias no valoren este tipo de arte como se merece.