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Después de los numerosos eventos organizados en Ciutadella para conmemorar el centenario del naufragio del "Général Chanzy" ante las costas de Ponent, MiB Produccions lleva al teatro tan dramática historia. Y lo hace de la mano de tres grandes figuras del teatro nacional, como son Lluís Marco, Pep Anton Muñoz y Emilio Gutiérrez Caba.

Se han previsto dos representaciones, el 8 de enero en el Teatre de Calós de Ciutadella, y el día siguiente en el Principal de Maó. Unos escenarios en los que los tres actores demostrarán, a través de lecturas dramatizadas, la fuerza interpretativa de unos textos que remontarán al espectador hasta el 1910, año de la tragedia, y nos acercarán un poco más a la historia del barco, de sus pasajeros y de Marcel Bodez, el único superviviente. También se narrarán los hechos tal y como se vivieron en Menorca, y se ahondará en el personaje de Bodez, para seguir la trayectoria personal una vez regresó a Francia tras pasar por la Isla.

Pero quien mejor puede hablar del espectáculo es uno de sus protagonistas, Emilio Gutiérrez Caba, quien, inmerso en proyectos y grabaciones, atiende al "Menorca" unos días antes de desplazarse a la Isla.

¿Qué le parece la historia del Général Chanzy?
Fue una historia que a mi me impresionó mucho. La leí, precisamente, en el periódico "Menorca", cuando estaba en Maó haciendo una obra, "La muerte y la doncella", el año pasado. Leí todo el suceso del barco que iba rumbo a Argel y había encallado y había tenido ese terrible naufragio en la costa norte de Menorca.

¿Cómo será la puesta en escena?
La verdad es que todavía no he recibido el guión. Pero básicamente se va a contar el relato de los hechos, a través de diferentes personajes. Se va a contar una historia sorprendente que el público que la desconozca se va a quedar con los ojos cuadrados, y el que la conozca podrá reafirmar la historia.

Cuando conoció la historia, ¿le pareció, desde un primer momento, apta para llevarla al escenario?
Lo que haremos nosotros es una lectura de los hechos más que escenificarlo, porque eso es difícil de hacer, aunque sí que se han hecho obras sobre catástrofes, como la del Titanic. Pero me parece una idea excelente rescatar de la historia local, una historia que fue mediterránea y europea.

Una lectura dramatizada, ¿es más fácil o más complicado que representar una obra de teatro?
Es otro tipo de formato. La obra de teatro ensayada y puesta en escena requiere otro tipo de características, y una lectura dramatizada tiene un poder de absorción, le da un tipo de profundidad y, sobretodo, interesa al público, de una forma muy distinta al teatro, pero sumamente interesante para ver las reacciones y la tensión con que el público puede seguir una lectura de este tipo. El año pasado hice, en Madrid, una lectura de la "Ilíada" de Homero, con treinta y tres actores y dirigida por Andrea d'Odorico en el Teatro María Guerrero. Y fue estupendo el resultado, porque durante dos horas el público se quedó inmovilizado, simplemente, viendo a los actores, sentados delante de ellos en una mesa corrida.

La herramienta clave del actor, la voz...
Sí, sin duda. Se trata de cautivar con la historia que se va a contar. Sí, se puede decir que es la voz la que tiene un papel protagonista. De todas formas, en este sentido, nos podemos remontar al teatro de Shakespeare, en el que cuando se relataba una batalla siempre se le decía al público algo así como "Imagínense...", para que imaginaran como era el campo de batalla. Por eso, en lecturas como ésta también se le pide al público que colabore con la imaginación y que cada uno, igual que cuando se lee un libro, se dé cuenta de las terribles circunstancias en las que se dio este naufragio.

Imagino que su conocimiento previo acerca de los hechos históricos que se relatan le habrá ayudado a aceptar y a meterse en el papel...
Cuando Toni Moll (Mib Produccions) me propuso, hace unos meses, la lectura sobre el naufragio, enseguida le dije que conocía los hechos. Cuando lo leí me impresionó muchísimo, y eso ha favorecido que yo haya tomado con más atención la propuesta porque era algo que ya conocía. Me parecía algo muy viable contar una historia tan tremenda, y contársela a unos espectadores con el énfasis con que se puede contar desde un escenario y no desde las páginas frías de un relato periodístico o de una novela.

Podría parecer que una lectura dramatizada es más fácil para el actor, sin embargo, tendrá su dificultad...
Es otro tipo de dificultad, pero no creo que exista gran diferencia con el teatro convencional, ni mucho menos.

¿En qué terreno se siente usted más cómodo? ¿Con qué tipo de papeles?
Yo me siento cómodo en los papeles que tienen cuerpo, de personajes de una cierta entidad, que no sean de aquellos que salen al escenario a hablar por hablar. Me siento muy a gusto con los personajes que están bien construidos, que ya tienen un esqueleto sobre el que tú puedas construir, con tu carne, algo verosímil. Cuando te encuentras con un personaje sin esqueleto es muy difícil que puedas rellenarlo porque, sencillamente, no tiene sustento.

¿Cómo valora el momento actual del teatro?
El momento es bueno, la percepción del público es excelente. El único problema que hay es el de liquidez. Todos sabemos que hay un grave problema, que el teatro fue institucionalizado por las administraciones locales, autonómicas y estatales a partir de los años 80. Y ahora el teatro requiere que estas entidades cumplan sus compromisos económicos. Y hay empresarios que tienen contraídas unas deudas que pueden llegar a los tres, cuatro o cinco millones de euros. Eso significa que hay falta de liquidez en muchas compañías que impiden que el espectáculo siga produciéndose. Pero lo que es el contacto del público con el teatro, no ha decaído, ni mucho menos. Al contrario, ha subido de nivel y está absolutamente comprobado que le encanta lo que puede ir a ver.

Usted ha actuado varias veces en Menorca, ¿cómo definiría al público menorquín?
Pues es un público muy receptivo y muy cariñoso. La verdad es que tanto en Maó como en Ciutadella me ha parecido, primero, un público muy ansioso de teatro, algo que me parece absolutamente estupendo; y segundo, un público muy receptivo a todo lo que les ofrecemos desde el escenario. En las tres obras que últimamente he representado en Menorca, "Las memorias de Sarah Bernard", "La mujer de negro" y "La muerte y la doncella", el público ha estado siempre con una gran atención y con un gran cariño hacia los que estábamos en el escenario, y esto lo agradecemos siempre de corazón.