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Pintura y literatura. Son los dos mundos de Zulema Bagur. En el primero, su trayectoria es bien conocida por el público menorquín. En el segundo, se ha introducido con suma modestia y confiesa que le queda muchísimo por aprender. Hace unas semanas fue noticia al ver galardonado como finalista su "Trajecte passional" en el XIX Premi Illa de Menorca de narración corta, el certamen que convocan la caja de ahorros Sa Nostra, el Consell insular y la empresa editora de "Es Diari". "Obtener este segundo premio –declara Bagur– fue una sorpresa muy agradable y supone un gran estímulo". Sin desvelar la historia de su narración [rechacé que me la enviara por internet, ya que prefiero leerla cuando se publique], Bagur sitúa la trama en el Metro de Barcelona y aborda el tema de la incomunicación de la pareja. Punto.

El relato breve
Zulema Bagur es una entusiasta de los relatos cortos. Ella misma ha escrito unos cuantos, pero los tiene guardados en un cajón. Quizá algún día vean la luz. No parece tener prisa. Todo se andará. La literatura le merece mucho respeto y es un campo que también requiere formación. De ahí que, excepto en 2006, haya participado desde 2002 en los talleres de creación literaria organizados por las entidades patrocinadoras del Premi Illa de Menorca. Isidre Grau, Martina Escoda y Joan Pi­nyol han sido hasta la fecha los ponentes de estos talleres y para quienes Bagur tiene palabras de admiración y agradecimiento. Asistió asimismo a unos talleres desarrollados en el Ateneo de Maó e impartidos por Luisa Antolín y Margarita Ballester; y a dos ciclos, también en el Ateneo, sobre escritura y poesía en los que pudo seguir las intervenciones de Manuel de Lope, Ponç Pons, Cristina Fernández Cubas, Mercedes Abad, Jaume Pomar, Antònia Vicens, Bartomeu Ribas y Antoni Xumet.

Mejor lectora
Entre los volúmenes adquiridos últimamente, tiene varios sobre técnicas de escritura. "Los cursos de creación literaria a los que he asistido considero que me han convertido en una mejor lectora –dice Bagur–. Siempre te amplía el punto de visión y te permite ser más consciente sobre los diferentes niveles de lectura; además, según la época de tu vida puedes releer un autor y ver y comprender otras cosas. La lectura te abre todo un mundo inabarcable. La lectura y la escritura –añade Bagur– me sirven para desconectar de mi trabajo pictórico. Siempre hallas algún pensamiento o alguna idea que luego te ayuda a la hora de montar una exposición. Además, es muy importante poder comunicar al público lo que quieres expresar con tus obras pictóricas". Con la fotografía ya le pasaba algo similar: "Haces una foto y a lo mejor te inspira para pintar algo relacionado con esa imagen o bien te sirve para escribir un relato".

Muchos libros de arte
En la biblioteca de esta pintora menorquina abundan lógicamente los libros de arte, de historia del arte, obras que informan de las diferentes técnicas, libros que muestran la obra de pintores universales (Vincent Van Gogh y Paul Cézanne, entre ellos), de pintores que también se han dedicado a la narrativa. Y abundan igualmente los volúmenes que cuentan con ilustraciones muy logradas. Destaca al respecto dos obras: "Las mil y una noches" en tres tomos ilustrados por Frederic Amat; y "La Divina Comedia" en otros tres tomos que ilustró el mallorquín Miquel Barceló.

Posee títulos de artistas que contienen notas, reflexiones y experiencias pictóricas y esbozos preparatorios para las obras a crear; libros de viajes de Eugène Delacroix, Paul Klee, Paul Gauguin y otros pintores; obras sobre psicología del arte y conceptos de espiritualidad y poética del arte; volúmenes sobre Frida Kahlo, Auguste Rodin o Miquel Barceló; libros de diseño y de técnica fotográfica. Y catálogos, muchos catálogos, de colecciones museísticas y exposiciones, entre ellos de Claude Monet y la abstracción en el Thyssen, de Francis Bacon en el Museo del Prado, y Maurice de Vlamink y Miquel Barceló en el Caixa Forum de Madrid. "Los libros de arte –señala Bagur– siempre están rodando por toda la casa porque son los más consultados, los más estudiados, los más leídos por fragmentos. También reservo un espacio para las colecciones de revistas tales como "Arte", "Arte y Parte", "National Geographic", "Altair" o "Siete Leguas", que, por su calidad, guardo como si fuesen libros".

La entrevistada aprovecha para expresar su reconocimiento al profesor Josep Bagur, quien en la Escola d'Arts i Oficis "me transmitió el amor y la pasión por la pintura y me recomendó leer los libros sobre la vida y reflexiones de artistas, recuerdo especialmente los nombres de Oskar Kokoschka, las "Cartas a Theo" de Van Gogh, Henri Matisse y Cézanne".

Autores y viajes
Pero la biblioteca de Zulema Bagur no se centra únicamente en el arte. También alberga obras de autores muy renombrados, entre ellos Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Isabel Allende, Edgar Allan Poe, Antón Chéjov, Franz Kafka, Cees Nooteboom ("magnífico"), Emily Dickinson, los catalanes Pere Calders, Quim Monzó y Sergi Pàmies, y los menorquines Ponç Pons, Margarita Ballester, Joan Pons, Pere Gomila, Pere Xerxa, Pau Faner, Pedro J. Bosch, Maite Salord y Josefina Salord.

En las estanterías de la biblioteca de Bagur figuran libros sobre viajes y culturas de todo el mundo ("me encanta el periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski por sus títulos de viajes"); una colección de la editorial Lunwerg de culturas agrupadas por continentes, con frases y pensamientos de filósofos y poetas de cada cultura, así como fotografías; libros infantiles y cómics escogidos y conservados por contener dibujos e ilustraciones de interés; e incluso libros de cocina y jardinería, que son dos de las aficiones de su marido.

Hace unos ocho años que Bagur decidió retomar la lectura con mayor intensidad, actividad lectora a la que había prestado mucha atención en su adolescencia gracias al estímulo de dos profesoras: Catalina Orfila en el Colegio Verge de Gràcia y Mercedes Cano en el Instituto Joan Ramis. "Recuerdo que a los 13 años leí una edición de 'El Quijote' que constaba de diez tomos. En mi etapa adolescente leí naturalmente las colecciones juveniles del momento. Y leí asimismo "El lazarillo de Tormes", "Platero y yo" y novelas de Agatha Christie, leí libros de Miguel Delibes y de otros escritores. En casa me reñían porque por la noche leía bajo las sábanas con la ayuda de una linterna", rememora ahora, divertida, nuestro personaje. Cosas de la juventud.

Zulema Bagur ha tenido siempre especial predilección por los libros de relatos breves. Ponç Pons y Margarita Ballester le recomiendan autores y obras en este campo literario. "Por mi parte, me atrevería a recomendar la lectura de narraciones cortas y conocer sobre todo la obra de Pere Calders, poseedor de una imaginación desbordante". Ballester coordina en el Ateneo un grupo de lectura. "Somos entre 12 y 15 personas que nos reunimos una vez al mes. Es una experiencia francamente provechosa".

Últimamente Bagur se ha interesado por una poetisa polaca, Wislawa Szymborska, que compagina poesía y relato corto. Quiere conocer los poemas de la austriaca Ingeborg Bachmann y la narrativa de la rumana Herta Müller ("por intuición, no sé muy bien por qué"). "Una autora que estoy buscando con mucho cariño es Gloria Fuertes, de quien tengo un recuerdo muy presente, es como si sintiera su voz en la radio, es un recuerdo de infancia, de estar enferma en la cama y escuchar la radio y dejarme llevar por su voz y sus poemas". Y en invierno espera arañar tiempo para leer obras de Virginia Woolf, Juan Rulfo, León Tolstoi ("un tomo de cuentos que me regaló mi marido"), Jorge Luis Borges y Joan Pons.

Nueva exploración
A raíz de su preferencia por la narración corta –"creo que mis relatos se caracterizan por la imaginación y por la dosis de humor, y procuro que sean eminentemente visuales"–, Zulema Bagur emprendió el año pasado un nuevo trabajo de exploración artística. Se trata de fusionar la pintura con la palabra mediante la técnica del collage. Y en este sentido menciona el montaje "Escrit a l'aire, escrit a la pedra" que exhibió en la exposición colectiva "Pedrera viva" de Líthica, con unos textos inspirados en la misma piedra de la cantera que fue; y la exposición "Paisatge escrit, paisatge pintat" que realizó en Vidrart. Valga a modo de ejemplo este texto que adjuntaba en una de sus visiones del mar menorquín: "Ara ets un blau marí/ ara ets blau transparent/ ara ets salat/ ara, sonor/ més tard esdevindràs nit".

El museo como proveedor de catálogos y libros de arte
Zulema Bagur (Maó, 1963) se inició en la pintura hace 24 años. En 1988 participó en una primera exposición colectiva (fue en la sala de Sa Nostra en Es Castell) y siete años más tarde, en 1995, se decidió con sus dos primeras muestras individuales que se montaron en Artara de Maó y Liorna de Ferreries. El arte llena su vida, la pintura es su oficio, su mundo.

Anteriormente, hace ya varios lustros, se ganaba la vida en otras ocupaciones laborales que hoy son un mero recuerdo. Así, trabajó durante tres años en el departamento de administración de Editorial Menorca: "En aquella época ya sentía cierta envidia de vosotros, los periodistas, porque veía que vuestra labor era creativa". Zulema Bagur, extrovertida, dinámica, no podía seguir encerrada en una oficina. Y decidió cambiar, un cambio vital, para atender con sinceridad su vocación artística.

El cambio sin embargo no podía derivar en una aventura. "La formación –manifiesta Zulema Bagur– es imprescindible para poder avanzar con seguridad, con confianza, con ganas". Lo tuvo muy claro desde el principio. En 1989 se matriculó en la Escola d'Arts i Oficis de Maó para estudiar, primero, Diseño de Joyería y Bisutería. También participó en diversos cursos del Institut Balear de Disseny. En 1993 se graduó en Artes Plásticas y Diseño en la mencionada Escola d'Arts. Y como considera que la formación nunca debe abandonarse, también asistió a los cursos de las tres últimas convocatorias de la UIMIR. "Es una pena que este año se haya suspendido", lamenta.

Zulema Bagur ha plasmado su arte en 36 exposiciones individuales y en más de 60 colectivas y otras manifestaciones culturales. Una intensa actividad que se ha visto galardonada con los más importantes premios pictóricos de Menorca: En 1996 obtuvo el Sant Antoni Sa Nostra y hace dos años, en 2008, la Medalla de Oro en el Premio Guillermo de Olives Pons/XXXVIII Salón de Primavera del Ateneo de Maó. Cabe señalar asimismo la obtención de varios premios en certámenes de fotografía y diseño, especialidades a las que se había dedicado antes de volcarse en la pintura.

Para informarse sobre la publicación de las novedades bibliográficas, Bagur recurre a las dos principales librerías de Maó, pero también se vale de las recomendaciones que le formulan escritores amigos suyos –"que no necesariamente me avisan de cuanto sale, sino que me sugieren leer unas obras muy determinadas"–; le sirven los comentarios que pueda escuchar en la radio –"el medio radiofónico cuenta con algunos programas literarios muy buenos"– y los museos son otro elemento proveedor esencial para incrementar su colección de catálogos y libros de arte. "En mi última visita a un museo me traje unos veinte libros –asegura Zulema Bagur–; aproveché bien el viaje, aunque luego te das cuenta de que no tuve tiempo para ir a comprarme algo de ropa". Está claro que el arte es su prioridad.