Un año más el número de bodegas y el número de hectáreas de viñedo sembradas en Mallorca han crecido, lo que, a primera vista, nos transmite la impresión de ser un sector con mucho vigor y en plena expansión, más cuando todos conocemos algún que otro proyecto de nueva bodega y de siembra de nuevos viñedos en marcha. Si, ciertamente la fortaleza que demuestra esta parte de la agricultura isleña es envidiable y, si además, le añadimos todo el glamour y prestigio que tiene el mundo del vino, más las habituales declaraciones sobre la calidad y los premios que cada año obtienen las bodegas de la isla, confirma que el sector vitivinícola de la isla es una actividad plenamente integrada y estabilizada en el sector productivo de Mallorca. Estamos de enhorabuena!! Y mucho más cuando, según manifiesta el sector, los excedentes provocados por la crisis del COVID ya se han vendido en su mayoría. Cada año vemos como más capital extranjero llega a Mallorca para comprar terrenos, sembrar viñas y construir nuevas bodegas, creo que de las últimas bodegas abiertas en Mallorca, más de la mitad son propiedad de ciudadanos no españoles, y aunque algunos aprovechen para construir promociones de viviendas unifamiliares junto a los viñedos, la venta de las cuales es mucho más rentable que la transformación de uva en vino, la llegada de capital extranjero confirma el buen momento vitivinícola que vivimos.

En el año 2023 hemos visto como, pese a las claras consecuencias que tiene el cambio climático, especialmente el excesivo calor en los meses de verano, la producción de uva no se ha resentido, tal vez la entrada en producción de los nuevos viñedos compense la reducción de los más viejos, y hemos comprobado como la venta de vino rosado se ha disparado, según los datos de la Indicación Geográfica Protegida Mallorca, en este caso del vino rosado ha aumentado cerca de un 14% comparado con el año 2022, mientras el blanco aumentaba un 4% y la venta de vino tinto se reducía en un 14’5%. Estas tendencias se igualan a las del resto de Europa y del mundo, donde el consumo de vino está reduciéndose y el tipo de consumo está cambiando muy significativamente. Siguiendo con los datos de Vi de la Terra Mallorca, observamos como el volumen de vino vendido, pasa de los 2.983.260 litros el año 2022 a los 2.915.545 litros el año 2023, es decir pasa de 3.977.680 botellas a 3.887.393 botellas, o sea un 2’25% menos de botellas vendidas, si bien el precio promedio del vino ha aumentado un 9%, lo cual más que compensa la disminución de las botellas, si bien es preocupante el dato de la llamativa bajada de ventas en el resto de España, un 46’5% menos de ventas comparadas con el año anterior y en las ventas al exterior también hay una bajada del 7% entre el año 2022 y el año 2023, bajadas que el pequeño incremento en las ventas en nuestra propia comunidad del 0’5 % no compensa. Y ahora nos llega el dato más preocupante: el stock de vino existente en las bodegas ha aumentado en 736.589 litros a día 31 de diciembre de 2023, comparado con el 31 de diciembre de 2022., cerca de 1.000 .000 de botellas más, o sea que si este 2024 queremos dejar el stock a cero, debemos aumentar las ventas un 25% más y vender 5.000.000 de botellas de IGP Mallorca, la denominación mayoritaria, más importante y más reconocida de las 5 que operan en Mallorca, lo cual no deja de ser un reto muy importante para el cual las bodegas deben ponerse a trabajar desde ya, recuperando las ventas a la península, aumentando las ventas al extranjero y aumentado, sobretodo, las ventas en el mercado local y para ello necesitamos el apoyo de todos, especialmente del sector hotelero y de restauración, así como de la administración velando por el cumplimiento de la ley de turismo que obliga al consumo de entre el 3% y el 5% de producto local a los hoteles y agroturismos de las Islas Balears.

Estamos todos en el mismo barco y para ofrecer una imagen de la isla bien cuidada y con campos para ser fotografiados, necesitamos la ayuda de quienes reciben a los turistas.l