Tita Llorens, el pasado sábado entrenándose en Santandria. | Siscu Pons

TW
0

‘Acariciando las estrellas’ es el título que la misma nadadora ciutadellenca, Tita Llorens, ha puesto a su última aventura que tiene a la vuelta de la esquina, cuando entre las fechas previstas del 14 al 16 de febrero, la menorquina intentará cubrir los gélidos 20 kilómetros que unen Yampupata (Bolivia) con Yunguyu (Perú), en el mítico lago Titicaca, cuyas aguas están a unos 13 grados de temperatura y una travesía que Llorens deberá cubrir a la friolera de 3.650 metros de altitud, de ahí el título de su desafío, «ya que nunca más nadaré tan cerca de las estrellas», señala a «Es Diari» la ciutadellenca, que mañana viaja a Sudamérica, llegando el domingo a La Paz, de madrugada.

«Luego saldremos a Copacabana, un pueblecito a orillas del lago; estaré unos días más aclimatando y seguramente intentaré nadar en el frío lago para entrenar un poco ahí», nos narra Llorens, recordando que ahora en Bolivia es verano, «pero debido a la altitud es un verano frío, con mínimas de 3º y máximas de 18º y, para rematar, es época de lluvias», dice de una travesía que se logrado muy pocas veces.

«Posiblemente sea una de las travesías más complicadas y que más dudas me genera de todas las que he realizado; sí que es verdad que también es una de las más cortas en distancia y toda esa mezcla hace que sea uno de los retos más atractivos, por la incertidumbre y la poca información que hay», nos cuenta la valiente nadadora que, como siempre, intentará esta inédita gesta sin traje de neopreno, en este atractivo reto de unir Bolivia y Perú.

Y es que a medida que va sumando años y experiencia, a Llorens le entran cada vez más interrogantes, pese a tener los deberes previos hechos. «A una semanas de viajar me entran muchas dudas, supongo que todo esto va en el mismo ‘pack’ y no lo tengo nada claro. Físicamente me encuentro muy bien pero cuando esté en altitud no sé mi cuerpo cómo va a responder», admite Llorens, quien evidentemente no se ha podido entrenar como hubiese querido en Menorca. «Aquí he podido ejercitar el frío pero me hubiese gustado que el agua hubiese enfriado un poco más; en el lago va ha estar más fría seguro y eso me genera dudas», abunda una Llorens cuyo último entrenamiento en el mar lo hizo el sábado pasado: 15 kilómetros a 14º. «Como sabéis hago todos los retos sin traje de neopreno; pienso que así es como se tienen que nadar las travesías de aguas abiertas, aunque eso implique pasar frío e ir más lenta», acaba la menorquina. «Tengo clarísimo que lo primero es intentarlo, ir con muchas ganas de conseguirlo pero sin dar nada por hecho y siempre con la cabeza muy bien amueblada, aunque no lo parezca», sonríe.