Felip Moll, en su llegada a las Azores portuguesas | Vincent Olivaud

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El regatista ciutadellenc, Felip Moll Marquès, llegó a inicios de esta semana al puerto de Horta, capital de la isla de Fayal, la quinta más grande del archipiélago de las Azores en lo que supone la primera etapa de la titánica regata SAS.   

En esta décima edición, el de la localidad de Ponent zarpó el pasado viernes 19 de julio desde les Sables d’Olonne, localidad ubicada en la Bretaña francesa. A bordo de su proto, bautizado con el nombre de «Gínjol 931», Moll vio tierra firme a las 00.30 horas de la madrugada de este martes 30 y valoró su travesía hasta el momento como «muy entretenida estratégicamente». «Ha habido dos momentos complicados. El primero, con un frente en el golfo de Vizcaya con vientos sostenido de hasta 38 nudos y olas de tres a cuatro metros», explica el menorquín. La fuerza del viento era tal, que Moll se vio obligado a izar el tormentín por primera vez desde que compite con este proto.

El segundo momento de dificultad llegó en la encalmada final, cuando un anticiclón se posicionó sobre las Azores y el grupo de regatistas necesitó más de 24 horas para completar las últimas 20 millas. Además, sufrió la ruptura del botalón mientras planeaba a 17 nudos, pasado el cabo de Finisterre, hecho que lo atrasó durante 24 horas mientras ideaba una solución de emergencia.

Segunda etapa

Mientras otros participantes han tenido que abandonar por incendios a bordo, problemas electrónicos y con orcas o roturas de cascos y mástiles, Felip pone a punto su proto de cara a la segunda etapa que arranca este domingo. Moll está ultimando la reparación de su botalón y la estrategia a seguir para volver a Sables d’Olonne  de una sola pieza y en la mejor posición posible.