Triay, junto a su sobrino Dimas, de vacaciones en Menorca | G.T.

TW
1

«Han sido unas vacaciones difíciles por todo lo que se ha hablado acerca de mi ruptura con Ale Salazar. Por suerte he estado con la familia, que me ha ayudado a distraerme y a quitarle relevancia a lo sucedido». Son palabras de la palista de Alaior Gemma Triay, quien ha roto su silencio después de las declaraciones de la madrileña, en sus redes sociales y en el diario «Marca». La de Alaior optó por un adiós recordando todo lo bueno como pareja y agradecer lo que había sido para ella ‘Triazar', «pero después de su publicación y sobre todo la entrevista en ‘Marca', me vi al menos con el derecho de dar mi versión y contar como habían sido las cosas. No me parecía justo ni para mí, ni para mi familia, patrocinadores y seguidores, la versión que se ha dado», lamenta Triay, en declaraciones a «Marca» y luego corroboradas con «Es Diari».

Cronología del desenlace

Es el pasado 30 de julio, después de la final de Málaga, cuando Triay toma la decisión y escribe a Salazar para hablar con ella y la psicóloga. «Ella me preguntó si seguía con dudas con la decisión y le dije que sí. El martes por la tarde nos reunimos y es cuando les comento que no me sentía tranquila con la decisión que había tomado, que no veía posible empezar de nuevo esta relación, que no vuelvan a aparecer los reproches y nuestras diferencias ya que la relación estaba muy quemada y prefería ponerle ahora punto y final y no terminar peor después. De hecho, la conversación de las tres fue difícil y emotiva pero con mucho respeto de todas las partes. Y a Marta se lo comuniqué esa misma noche, post charla con ‘Ale'», señala.

Y es que la decisión de seguir con Ortega empieza con la decisión de terminar algo, «que no podía tener continuidad. Y es luego cuando aparece Marta. Quise priorizar la multitud de experiencias y aprendizajes positivos y bonitos juntas antes que el riesgo de finalizar de una forma que luego nos podamos arrepentir. Esto es lo que sentí, lo que siento y lo que transmití a Ale en todo momento», reitera Triay. Y la decisión de seguir con Ortega viene «porque disfruté mucho estos seis torneos y nos hemos compenetrado muy bien. Es una jugadora muy aplicada y muy profesional en todo lo que hace y eso es algo que valoro mucho de una compañera». Triay asegura entender el enfado de Salazar «y que esté dolida; empatizo y reconozco que decidí y luego cambié de opinión y me hubiera gustado resolver esa parte mejor. Lo que no me parece justo es dar a conocer nuestra ruptura obviando que nuestra relación no era buena, cuando ese es el único motivo. Y todo esto no es nuevo ni para Ale ni para el equipo; de hecho, dos semanas antes de Marbella, nos reunimos con Rodri y la psicóloga y yo propuse de dormir en habitaciones separadas en los torneos», señala públicamente la palista.

Una decisión que a Triay le ha resultado «tan difícil porque siempre había imaginado que ‘Triazar' terminaría de otra manera. Pero lo personal me estaba afectando demasiado como para seguir y que pudiera funcionar. Me duele que haya dado a entender que la dejo por la lesión porque sabe de sobra que no es así. No tengo ninguna duda de que volverá bien de la lesión», aclara. El tándem ‘Triazar' llega al WPT de Marbella y Triay ya sabía que le dolía el codo a Salazar, «que no podía extender el brazo pero no sabía que era tan grave. Me di cuenta que no podíamos seguir así el primer día que peloteamos, que casi no podía volear». Entonces, una vez caen en cuartos, Triay le dice de hablar «y en esa charla es cuando valoramos todas las opciones y vimos que la mejor opción era operarse cuanto antes. En cuanto a seguir, en ningún momento confirmamos que seguíamos juntas; es más, ella misma fue la que me dijo delante de Rodri: ‘Si con tu nueva compañera te sientes cómoda no tienes ninguna obligación de volver conmigo'. Pasados unos días es cuando hablo con Ortega y fuimos también muy claros. Le prometí jugar seis torneos y post Málaga se decidiría qué hacer», narra la de Alaior.

Las dudas, exclama Triay, «no vienen en absoluto por los buenos resultados con Marta. Me sorprende si alguien piensa que mi decisión se define por los resultados porque los resultados con Ale han sido de ensueño». Y también remarca que sus dudas tampoco vienen por la lesión de Ale, «porque no tengo dudas que volverá bien como muchas otras veces ya ha hecho. Mis dudas vienen antes». Y es que la ruptura, aclara Triay, no es ni por temas deportivos ni por su dolencia física. «Veníamos arrastrando cosas del año pasado, que aún habiendo conseguido el número 1, afectaron y han afectado también este año. Y creo que durante la temporada que llevamos eso se ha visto. Nuestra comunicación y fluidez en pista y fuera no estaba siendo la de antes ni la que necesita una pareja para rendir al cien por cien», analiza. «No quiero achacarlo a Ale. Nuestra relación se fue desgastando como toda relación de pareja. Por todo esto, y sin culpa de nadie, para mí, había llegado a un punto difícil de reconducir», abunda.

Dudas y miedos de Triay

Sí admite Triay que cuando está en Madrid le escribe para hablar con ella y acercar posturas. «Las cosas entre nosotras no estaban bien desde mediados de 2022– cuando tuvimos los malos resultados– y nos dijimos muchas cosas que afectaron y dolieron. Por eso, quería tener una charla para ver si éramos capaces de dejar a un lado el pasado y empezar de 0». El objetivo de la charla era obtener respuestas y encontrar soluciones a sus problemas pero «no conseguí decirle, Ale, te doy una respuesta tras Málaga y le dije que OK, que continuábamos. Y no lo conseguí porque tenía muchas dudas y se me mezclaba mucha tristeza de terminar con nuestro proyecto», admite. De hecho, incluso al día siguiente le dijo a Marta que su decisión era seguir con Ale. «Pero dentro de mí no estaba alegrándome por mi elección. Sentía que estaba decidiendo por miedos y porque la operación de Ale dificultaba mi decisión», zanja.