Como si fuera un portero ante un penalti, el español Carlos Alcaraz tuvo que adivinar hacia qué lado iban los escopetazos de Nicolás Jarry y hacer un ejercicio de paciencia y tranquilidad para batir al chileno, por 6-3, 6-7 (6), 6-3 y 7-5, y meterse por segundo año consecutivo en los octavos de final de Wimbledon. No fue un partido precioso, porque la ocasión tampoco invitaba a ello. La perenne lluvia de Londres obligó a cerrar la pista central y dio un impulso a las opciones de Jarry, cuyo saque gana en una situación así, sin viento que frene la bola.
Alcaraz derriba a Jarry
El murciano lleva a cabo un ejercicio de paciencia y tranquilidad para batir al chileno
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