El apellido Kennedy está asociado a una de las familias mas influyentes de los Estados Unidos y sin lugar a dudas tener estos días en el puerto de Maó con motivo de la regata Panerai, el que fue el yate presidencial del mismísimo John F. Kennedy, lo convierten en un atractivo muy recomendado para mitómanos. El "Manitou" es un barco de crucero que fue construido en 1937 por el diseñador naval Olin Stephens, como encargo de su primer armador, James R. Lowe, para ganar la Chicago Mac Race, las regatas que se celebraban en los Grandes Lagos. Dicho encargo superó todas las expectativas porque este yate con velas marconi de casi 19 metros, no solo se alzó con la victoria durante sucesivas ediciones, sino que encima, batió todos los récords de tiempos.
En 1956 fue donado al servicio de guardacostas americano para convertirse en buque escuela y de ahí surgió el flechazo con Kennedy. El joven presidente sentía pasión por el mar y aunque el barco presidencial disponible era una embarcación a motor de 28 metros, le encargó al ingeniero naval John Tazwell, que le buscase algo más acorde con su espíritu náutico. El "Manitou" fue enseguida reclutado y sometido a un refit muy especial, que entre otras cosas, lo dotó de todos los elementos necesarios para que el presidente pudiera seguir dirigiendo el país desde el mar sin problemas. A partir de ahí, recogió el sobrenombre de Casa Blanca flotante y fue escenario de diversas reuniones y estampas familiares de los Kennedy, en un ambiente relajado y de sosiego sobre el que existen numerosos testimonios gráficos. El "Manitou" con Kennedy a bordo navegó, sobre todo, por Nueva Inglaterra y llegó a seguir la Copa América de 1962 con el malogrado presidente que al final, solo acabó disfrutando de él durante casi dos años.
Vuelta a las regatas
En 1968, el "Manitou" fue vendido en subasta a una escuela de navegación por 35.000 dólares y resistió los envites de Aristóteles Onassis, que lo quería comprar a cualquier precio para regalar a su futura esposa, Jackie Kennedy Bouvier. El paso de los años y la falta de un mantenimiento adecuado lo fue dejando en mal estado pero en 1999, la nieta de su primer armador, lo recuperó para tratar de restaurarlo en los astilleros de Virginia.
En diciembre de 2010 fue adquirido por sus actuales cuatro propietarios y sometido a una restauración definitiva en Maryland, que lo dejó a punto para volver a regatear por el Mediterráneo, estableciendo su puerto base en Cannes. Tal y como nos comenta su actual capitán, Alex Tilleray, "el 'Manitou' es un velero ganador y trataremos de demostrarlo en Menorca donde competimos por primera vez".
Tilleray añade que "de momento, hemos conseguido ganar la regata Puig en Barcelona, la Club de Mar de Palma y la Conde de Barcelona, que este año se celebró en Alcúdia". Tilleray, que tan solo tiene 30 años, sonríe feliz a bordo de una embarcación seductora en la que cada detalle como la chimenea en la zona de camarotes o el lanza bengalas de emergencia lacado en plata, guarda el perfume antiguo de su ilustre inquilino.
De hecho, si cerramos los ojos, a lo mejor podremos ver a bordo la silueta de uno de los flirteos sonados de JFK, que este mes de agosto cumplió el cincuenta aniversario de su también, prematura desaparición.
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