Llull. El vuelo del jugador menorquín hacia la canasta australiana. - Reuters

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Sergio Llull vuela hacia alguna de las medallas en su primera participación en unos Juegos Olímpicos. El jugador mahonés volvió ayer a ser una pieza importante en la Selección Española de baloncesto que despachó el segundo partido del torneo londinense con otro triunfo claro frente a la peligrosa Australia. Llull, que volvió a ser titular, fue el jugador español que más tiempo estuvo en pista -27 minutos- y contribuyó con 8 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias.

España, aún con la ausencia de Navarro por lesión, volvió a demostrar sus muchos recursos. Pau Gasol y Rudy Fernández fueron los más inspirados en ataque, con 20 y 17 puntos, respectivamente. El próximo partido le enfrentará mañana a la anfitriona, Gran Bretaña.

El empate a diez, a los seis minutos de juego, fue un fiel reflejo de lo que pasó en la pista. Sin embargo, España perdió el paso con un par de balones que no quisieron entrar, tras rebotar en el aro varias veces, y al final del primer cuarto se encontró con un marcador de 19-14. Australia trabajó a destajo en defensa y puso en ataque cuatro ideas básicas ejecutadas con precisión.

España, lejos de asustarse, tiro de experiencia y en apenas dos minutos del segundo cuarto no sólo dio la vuelta al marcador, 21-22, sino que dejó bien claro que había metido otra velocidad al partido, en defensa y en ataque. Al final, España se retiró a vestuarios con una ventaja de cinco puntos, 32-37 tras haber logrado un parcial de 13-23.

Antes, en los últimos segundos del segundo periodo, Rudy Fernández dio el susto al darse un golpe en la cabeza con el objetivo de la cámara de un fotógrafo al salirse por la línea de fondo en un contraataque. Precisó tres puntos pero el mal no pasó a mayores.
Por si había alguna duda de que el equipo nacional estaba adquiriendo la velocidad de crucero, un 0-10 en los tres minutos y medio iniciales del tercer cuarto, colocó en el luminoso las primeras rentas significativas, 32-47. Pau Gasol fue una pesadilla para la defensa australiana y la punta de lanza de un ataque preciso, ordenado, incisivo y letal, en el que todos rayaron a una gran altura, con pases extra, sin egoísmos y generosidad, 36-53 (min.26).

España ya estaba desmelenada y había conseguido su objetivo. Por si había alguna duda, ya con muchos de los jugadores menos habituales en pista, Rudy Fernández clavó dos triples consecutivos y un mate que elevaron la ventaja a 24 puntos (37-61) a más de dos minutos para el final del cuarto. Con el partido controlado y la victoria más que asegurada, el equipo español decidió no gastar más energías de lo necesario y dar descanso a los que más minutos acumulan.