El Sporting perdona la victoria en el derbi

La puesta en escena de los pupilos de Joan Esteva fue algo dubitativa. Eso permitió al conjunto local adelantarse en el marcador por mediación de Aleix, que apenas transcurridos siete minutos de juego recogió un servicio desde la banda derecha de Tejera y remachó el balón al fondo de las mallas culminando así una gran jugada colectiva del joven equipo bermellón.

La respuesta blanquiazul no tardó en llegar. El tanto espoleó al Sporting y lejos de debilitarlo, lo hizo más fuerte. Sin embargo, ese dominio, en cuanto a posesión del esférico se refiere, no se tradujo en el marcador hasta la media hora de juego, cuando Jeroni remató al fondo de la red un saque de esquina y estableció la igualada haciendo justicia a lo que se había visto en el campo hasta el momento. Poco después Trujillo desaprovecho un rechace dentro del área para superar a Yeray. Con el empate en el marcador se llegó al tiempo de descanso.

Sin embargo el paso por vestuarios sentó bien al Mallorca B, que salió con aires renovados en la reanudación y durante unos minutos consiguió embotellar a los de Joan Esteva en su propio campo hasta la expulsión de Herbet por doble cartulina amarilla en el minuto 53, lo que cambió la decoración del encuentro por completo.

La última media hora de juego fue un monólogo menorquín. Los locales cedieron la posesión del balón al Sporting, se encerraron atrás, y fruto de ello comenzaron a llegar las ocasiones para el cuadro de Esteva. La más clara de todas, un remate sin oposición del ex mallorquinista Rubén Carreras que desbarató el zaguero Kevin en la misma línea de gol con el meta Yeray ya superado.

Antes de que llegar al final del choque todavía tendría tiempo Méndez, que había sustituido a Pedro Capó a falta de un cuarto de hora para la conclusión, de poner a prueba al cancerbero local con un disparo colocado que consiguió atajar el meta, no sin problemas en última instancia. Y es que los de Esteva lo intentaron por todos los medios hasta el pitido del colegiado, pero se tropezaron una y otra vez con la aseada defensa del equipo mallorquinista, que cerró filas atrás y no concedió un solo espacio al conjunto sportinguista.

Al final el Sporting tuvo que conformarse con el empate aunque las sensaciones para el futuro no pueden ser más optimistas.