El ViveMenorca tiene esta noche en otra Isla, la calurosa Tenerife, una empresa de lo más complicada. Juega el cuadro de Paco Olmos en la cancha de La Laguna el tercer partido de la serie semifinal por el ascenso a la ACB, hasta ahora igualada a una victoria aunque con la ventaja de campo transformada a favor del cuadro tinerfeño. En el peor de los casos puede ser el penúltimo partido de la temporada. En el mejor de ellos, la antesala para plantarse en la gran final por la plaza de ascenso a la Liga ACB.
El botín en juego es suculento tanto para unos como para otros, aunque claro está, tras el fiasco del pasado domingo en Maó, el entusiasmo y cierta euforia anida en el equipo canario, tanto como en su entorno. La veteranía de los jugadores laguneros, no obstante, les hace ser cautos –"el Menorca sigue siendo favorito", afirma el alero Nacho Yáñez– porque, curtidos en mil batallas, saben que la tortilla puede dar la vuelta en uno de los dos encuentros de esta noche y pasado mañana viernes. De ahí que manifiesten su absoluto respeto al cuadro balear.
Paco Olmos se apresuró a desdramatizar la derrota (50-68) recordando las posibilidades que ofrece un play-off para indicar que si su equipo gana –debe hacerlo hoy o el viernes, no le queda otra- no sería ninguna sorpresa. En esa misma sintonía se hallan los jugadores aunque en su fuero interno conocen la dificultad del reto que descansa en dos aspectos indiscutibles: la calidad de La Laguna personalizada fundamentalmente en el rendimiento sensacional de los dos MVPs de la Liga, los pívots Donaldson y Guillén, y el hecho de tener la opción de liquidar la semifinal al amparo de su afición, en su coqueta cancha donde sólo ha hincado la rodilla tres veces en toda la Liga regular. Da miedo.
Pero nadie dijo que iba a ser fácil el camino del ViveMenorca hacia el sueño del retorno a la ACB. El conjunto mahonés ha competido y superado al Breogán ganando la eliminatoria en Lugo con todos los condicionantes en contra, y su nivel de juego da para creer que es capaz de ganar al menos uno de los dos choques en Tenerife. El camino para lograrlo está claro. Es decir, mantener la misma eficacia en defensa obstruyendo aún más la circulación de balón de los de Martínez para que sus tiradores no estén cómodos, tratar de reducir, al menos, las estadísticas de Donaldson y Guillén, y por supuesto, tener mayor acierto en ataque respecto al domingo. Todo eso pasa por volver a imponer un ritmo más pausado, como el que se vio en Maó frente a un equipo habituado a correr mucho y anotar en transición.
Es el momento cumbre de la temporada, quizá más hoy que el próximo viernes porque entonces sería ya jugárselo todo a una sola carta sin red ni afición protectoras. El ViveMenorca, que aterrizó ayer en Tenerife para dirigirse directamente al Pabellón Juan Ríos Tejera y realizar un entrenamiento –hoy llegan el presidente, Benito Reynés y el director general, Oriol Humet–, ha llegado hasta aquí tras un buen play off ante el Breogán pero ahora está en manos de esos jugadores que acumulan varios ascensos en su curriculums con triunfos decisivos en cancha ajena, como bien recordaba Olmos. A ver si aparecen.
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