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De pasar primera y con la cabeza alta, sin temer a nadie, a clasificarse gracias a Alemania, con la mochila cargada de dudas y con una hiriente derrota ante Japón. En una noche taquicárdica, al filo del surrealismo, España pasó de tocar el cielo a sentir en sus pies el fuego del infierno. La selección que asombró al mundo en su estreno pasa a octavos desprendiendo una pésima sensación. En cinco minutos, el combinado nipón volteó el destino de un grupo que alcanzó tintes dramáticos y que empujó a las huestes de Luis Enrique al acantilado de la eliminación.

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Durante tres minutos, tres eternos minutos, Costa Rica paralizó el corazón de dos campeones del mundo. Los ‘ticos', objeto de mofa por el ‘7' histórico que le endosó la selección el primer día, estaban en octavos de final mientras españoles y alemanes se frotaban los ojos fuera de Qatar 2022. La Roja, que había domado el balón hasta el aburrimiento durante el primer tiempo, estaba fuera del Mundial cuando se quiso dar cuenta del tren niponés que le había atropellado con un segundo gol -parece que el balón había salido del terreno de juego- que acabó por desquiciarlo todo. Tampoco ayudó la aciaga noche de Unai Simón, que seguirá haciendo bromitas con su juego (tan horrible como arriesgado) con los pies.

Con España noqueada y Luis Enrique removiendo el once (Balde y Nico regresaron al banquillo y Ansu pisó el césped), había que encomendarse a que Alemania tirara de orgullo. Como así fue. La reacción de la Mannschaftt comenzaba a iluminar el camino. El ridículo y el coqueteo con el riesgo resultó tan penoso que ni siquiera el hecho de caer en el cuadro fácil (evitar a Brasil en cuartos...) supuso un alivio. Si juega como este jueves, el martes será su último día en el Mundial...