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La bandera de Afganistán desfiló este martes en solitario en la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos de Tokio en homenaje a la ausencia de los dos paratletas que no pudieron volar a Japón a raíz de la toma de poder de los talibanes.

La enseña del país de Oriente Medio salió poco después del arranque del desfile de los paratletas, que abrieron el equipo de refugiados y el de Islandia, siguiendo el orden, como ya ocurriera en el desfile de los Juegos Olímpicos, basado en el alfabeto nipón.

La bandera afgana salió portada por un voluntario en un gesto de solidaridad con la situación del país, donde los vuelos comerciales han sido suspendidos y continúan las labores para evacuar a las personas que se han visto envueltas en el caos desatado por la vuelta al poder del grupo integrista tras 20 años de guerra.

Estaba inicialmente previsto que fuera un representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) quien portada la bandera afgana en la ceremonia, pero los organizadores lo descartaron finalmente para que fuera un acto más neutral, según explicó el director de comunicaciones del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Craig Spence.

La turbulenta situación política en el país ha impactado a su participación en los Juegos Paralímpicos, en los que Afganistán iba a tener dos representantes, la taekwondista Zakia Khudadadi y el atleta Hossain Rasouli, que no pudieron desplazarse al país.

Khudadadi, quien se iba a convertirse en la primera mujer en representar al país de Oriente Medio en unos Paralímpicos, publicó un vídeo a través de las redes sociales la semana pasada pidiendo ayuda para poder participar en los Juegos de Tokio.

Quien sí competirá en la capital nipona es el nadador Abbas Karimi, nacido en Afganistán pero que formará parte del equipo de refugiados debido a que se marchó de su país con 16 años, y que desfiló junto al resto de su equipo en primer lugar del acto.

Los paratletas desfilaron en el interior del Estadio Olímpico de Tokio, convertido en un aeropuerto y ante el recibimiento de decenas de azafatos ataviados con dispositivos similares al «gorrocóptero» popularizado en la serie de animación Doraemon, donde sus protagonistas los usan para echar a volar.