Marlene, Marlon y Maritza, abuela, hermano y madre de Adrián Abadía, en el Centro Acuático de Saint Denis. | F.F.

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Todavía emocionados por la experiencia de estar en los Juegos Olímpicos, en lo que supone la primera participación de los saltos sincronizados en España, el mallorquín Adrián Abadía y su compañero, el canario Nicolás García Boissier, valoraban esa final de tres metros y el sexto puesto (361.62) que queda para los anales. «La competición ha sido sólida, estable, especialmente los cinco primero saltos, a excepcion del último con un pequueño fallo por un exceso de adrenalina», explicaba García. «Pero hemos superado el mejor resultado de la historia de este deporte en España», apostilllaba el canario.

Por su parte, el balear y pupilo de Donald Miranda en el CS Mallorca y el CTEIB, afirmó haberse «sentido bien, podríamos haber saltado mucho mejor, pero al fin y al cabo, estar aquí ya es el resultado más grande de España en saltos y ojalá que ayude a que este deporte avance y crezca un poco más en nuestro país», proseguía Abadía. Ambos afirmaban que esperaban «un resultado así (sextos). La medalla de bronce del Mundial te postula para una olímpica, pero nuestro lugar era un Top 5; al final fuimos sextos, y tal como se daba la competición, en la que los favoritos no fallaban con la dificultad, no podiamos ir a más. No podíamos ir para medalla aśi como iba la competición», referían en zona mixta.

Fue sincero Abadía, después de subir al podio del Mundial, en que «al final, estamos donde podemos estar, entre los cinco o seis mejores. Hay que valorar lo que supone estar aqui», a lo que apostilló Nico, quien cree que merecieron una puntuación más alta, que «hay 88 licencias en España, y cuatro deportistas clasificados para unos Juegos. Esperamos que esto empuje, ayude a visibilizar este deporte, a invertir más y superar las cien licencias», decía el canario, quien aseguró que «el quinto salto fue el de mas dificultad y el que más puntos nos ha dado y por ello nos tennemos que ir satisfechos».

Confesaba Abadía que «no miré la competición». «Luego ya lo analizaremos», decía al respecto García Boissier. «Nos hemos sentido arropados todo el año, los resultados han salido gracias a la entrada de Domenico Rinaldi y Arturo Miranda, que han ayudado a profesionalizar este deporte y eso ha sumado», proseguían.

En el caso de Abadía, volviendo al sexto lugar en los Juegos de París y el diploma, «me esperaba algo así, me voy con buenas sensaciones, contento de haber compartido esta experiencia». Eso sí, aprovechaba para recordar que «las camas de la Villa para mí no son cómodas, pero he dormido bien», en referencia a la noche previa, tranquila. Como sus rutinas que cambiarán levemente una vez pasada su participación. «Yo sólo desayuno fruta estos días, pero mañana tocará un cruasán», aseguraba con una amplia sonrisa el saltador, acompañado en este día tan especial por su madre (Maritza), su abuela (Marlene), figura clave en su vocación por los saltos, y su hermano Marlon, además de dos amigas con sus madres y otras personas que han querido estar con él en un día único: el de su debut olímpico.

Para Nico sos sus últimos Juegos, «hay cosas que quiero hacer», aseguraba en firme «Yo seguiré dando guerra para el futuro», advertía Adrián Abadía, que ya mira hacia los Juegos de Los Ángeles 2028, donde deberá buscar nuevo compañero de ciclo y de aventura.