Rafael Nadal, antes de su comparecencia ante los medios, en la VIlla Olímpica de París. | F.F.

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Cuatro Juegos Olímpicos. Dos medallas de oro, una en individuales (Pekín 2008) y otra en dobles junto a Marc López (Río 2016) y un diploma individual en Río, junto a su histórico debut en Atenas 2004 y junto a quien hoy es su entrenador, Carlos Moyà, forman la hoja de servicios de un Rafael Nadal que echará el cierre a su recorrido olímpico en París 2024. Veinte años después de aquel partido de dobles ante Sá y Saretta.

Es hora de pasar revista y no esconde Nadal que su mejor recuerdo es de oro. El logrado en «Pekin 2008, fue más grande que muchos Grand Slams. Fue uno de los momentos más bonitos de mi carrrera», refería el de Manacor. Y lo justifica en buena manera al entender y ver que "en los Juegos no eres sólo tú. Aquí representas a tu país y te sientes parte de un equipo mucho más grande. Te sientes arropado, querido, y la sensación de volver a la Villa con una medalla es impresionante", añadía el balear.

De su segundo oro, recuerda que en Río 2016 tuvo "la suerte de ganarlo con uno de mis mejores amigos, como es Marc (López). Eso es insuperable. Y eso que venía justito, llegué en el último minuto después de perderme Londres. Y en indivduales acabé cuarto. Pero cada vez que he estado en unos Juegos Olímpicos han sido experiencias inolvidables", rememora Nadal, quien espera en 2024, en París, «que pueda alargar días, que podamos pasar el mayor número de tiempo posible», aseguraba ante los medios españoles.

En esa línea, se sinceró Nadal ante su sensibilidad por los Juegos, que tan buenos recuerdos traen a su cabeza. "Por desgracia me he perdido Tokio y Londres y me ha dolido más que perderme Grand Slams, porque son vivencias únicas que pasan cada año, pero los Juegos son cada cuatro", aseguraba emocionado por volver a estar en el mayor evento deportivo del planeta.