«Estoy muy bien aquí, en el Manacor», explica Josep, que aterrizó en el club mallorquín justo al finalizar su etapa en la factoría mallorquinista, con 19 años de edad. «Desde que llegué estoy a gusto. Mis compañeros, la gente que trabaja en el club… todo el mundo hace que me sienta muy bien aquí», insiste.
Por fortuna, los momentos más delicados y un comienzo en Na Capellera nada sencillo ya los conjuga en pasado el excanterano del CD Menorca. «El primer año me costó jugar, pero tras un par de meses hubo un cambio de entrenador y empecé a tener minutos, a jugarlo todo», evoca Josep en alusión a la campaña 2202-23, la que contextualizó su salto del San Francisco al Manacor, uno de los mejores equipos del Archipiélago balear… y lamentablemente también otra rotura del cruzado.
«Fue en el campo del Sant Jordi… soy zurdo y las tres roturas de ligamento han sido en la rodilla izquierda… la primera, cuando jugaba en el Mallorca, en principio había ido bien, pero tuve problemas en la recuperación… jugaba, se me hinchaba, todo eran problemas... Hasta que, después de una conversación que mantuve con mis padres decidimos ir a Barcelona a ver a un especialista, Joan Carles Monllau. Nos convenció, me intervinieron el menisco interno, el externo, el cruzado y otra serie de partes que se habían dañado a raíz de los malos gestos que hice tras la primera operación», enumera Josep, para quien no obstante no cesaron los contratiempos.
«Una cicatriz no cerraba bien y tuve que pasar otra vez por quirófano. Me sacaron líquido que había coagulado un poco… aquella fue la tercera operación. La recuperación fue muy larga y se me hizo dura… y luego, otras dos operaciones. Tras la primera, mucho dolor, y la segunda duró siete horas. Tenía el menisco hecho polvo, tuvieron que implantarme uno de un banco de cadáveres», detalla Josep.
Pero tras la oscuridad, se hizo la luz. «Fue duro, la verdad, pero no cambiaría nada de lo que me ocurrió, me ha servido para aprender muchas cosas, para ser la persona y el jugador que soy ahora», precisa el menorquín.
Presente
En términos de presente, significar que Josep ha participado en los quince partidos de liga del Manacor de esta temporada en Tercera RFEF, ocho como titular. Son tiempos en los que su día a día se centra en exclusiva en lo deportivo. Vuelve a sentirse futbolista. «Ahora físicamente me encuentro muy bien», admite. «¿Objetivos? Desde que llegué hace tres años el objetivo del club es estar en el playoff de ascenso. Lo hemos conseguido durante un par de años, también jugamos la Copa del Rey, y estoy seguro de que este año, aunque hemos tenido una mala racha, también conseguiremos estar en playoff», concede Josep en ese orden.
Por último, preguntamos al centrocampista mahonés por los dos equipos menorquines con los que rivaliza en la liga, Mercadal y Migjorn –con este último además se enfrentó hace pocos días en la Isla, con victoria manacorí, 2-3. «Para mí siempre es especial venir a Menorca para jugar, y son rivales a los que cuesta ganar, aunque estén en la parte baja, son equipos complicados que saben a lo que juegan», analiza.
«El Mercadal estoy convencido de que se salvará. El Migjorn quizá está pagando el peaje de ser un equipo debutante en la liga, pero cuenta con gente experta como Ramón Huescar, Llonga… quizá para el club estar en Tercera ya es un premio, pero creo que todavía tienen opciones de luchar por la permanencia», concluye Josep Cardona, un notable futbolista menorquín y un superlativo paradigma de resiliencia que se ha labrado su sitio en el Manacor y en la liga balear.
Víctor Barber, su ‘socio’ menorquín en Na Capellera
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