A ella recurrimos para desentrañar las vicisitudes y motivaciones de un equipo que es, cabe ponerlo en valor, y junto con el conjunto cadete masculino, el único de la centenaria entidad menorquinista que esta temporada compite en el ámbito balear.
Al igual que en la campaña previa, que fue la de estreno para el Menorca en estas lides, la «ilusión» y el afán «de mejora» son fundamentalmente los motores de un proyecto que por el momento sitúa la consecución de resultados en un absoluto segundo plano.
«La ilusión, tanto para las que formamos el equipo como para el club, es máxima; este año hemos podido encajar a la perfección todas las edades, contamos con chicas desde los quince años hasta los 39 que tengo yo, y tenemos un buen ambiente, nos compenetramos y hemos encajado muy bien», relata Ana Vinent, que abunda en ese sentido.
«Somos un equipo muy unido, dentro y fuera del campo, y poco a poco se va demostrando que podemos, que tenemos nuestro espacio».
Julián Camilo Linares y Benjamín Bagur son los entrenadores y Manuel Villalba el delegado de un equipo azulgrana que ha tenido, como uno de sus mayores hándicaps, que convivir con una pretemporada complicada, producto de la ocupación laboral de varias de sus futbolistas durante la temporada estival, tras lo que además se precipitó el inicio liguero, con poca pretemporada en las piernas. En cualquier caso, «y aunque en algunos entrenamientos parecía que éramos menos por eso, el grupo siempre ha mantenido las ganas y la ilusión del primer día», repone Ana Vinent.
Una familia
El Menorca, de momento, no ha logrado sumar en la liga, pero «eso queda en un segundo plano», comenta su jugadora más experimentada. «Lo chulo es que además de ser un equipo, somos una familia, todo el club lo es, y a partir de ahí nos vamos marcando retos pequeños», prosigue Ana, que a modo de paradigma expone. «En un partido ante un rival superior, por ejemplo, el objetivo es no recibir gol en la primera media hora, y cuando lo consigues es como ganar; esos pequeños retos hacen que el equipo esté más unido, es una manera de crecer».
El proyecto azulgrana concentra en su plantilla a 24 exponentes con representación de todas las poblaciones de la Isla, «con muchas chicas de Alaior» e incluso «una madre e hija», desvela la futbolista, que quiere que el Estadi Maonès aflore como un enclave donde «las niñas, independientemente de su edad, puedan disfrutar del fútbol», y destaca por otra parte, y a modo de precepto innegociable para el equipo «que no tenemos jugadoras con una posición definida, nos gusta la versatilidad, que una chica pueda jugar y desenvolverse en diversos espacios del campo» –de ahí que en el cuadro ajunto relativo a la plantilla no se especifique posición alguna.
Ana Vinent entiende que «el fútbol femenino en Menorca está en un buen momento», celebra que haya «hasta cuatro equipos femeninos» de la Isla en la liga balear y ve «positivo» que las niñas tengan la opción de jugar si así lo desean. En ese orden, la jugadora azulgrana evoca a su niñez, cuando se vio obligada a dejar el fútbol «con nueve años».
«Empecé a los tres años y a los nueve me dijeron, ‘se ha terminado, ya no puedes jugar más’, por lo que está claro que hemos hecho un gran recorrido», precisa en ese sentido.
Y para concluir, Ana hace alusión al deseo de que «el fútbol femenino siga creciendo» y de que se sigan «haciendo cosas para que el fútbol, ya sea femenino o masculino, pues yo no hago diferencias y todos debemos ir a una, vaya hacia arriba».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.