Arda Guler durante el partido de Turquía-Portugal. | Bernadett Szabo

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La última jornada del grupo F, a falta de un punto para la clasificación de Turquía para los octavos de final de la Eurocopa, repone en el once titular a Arda Güler, la irrupción más impactante en Alemania 2024, contemporizada por fatiga en el último choque ante Portugal y crucial para su equipo este miércoles ante República Checa en Hamburgo.

La combinación para Turquía está definida. Si empata estará en octavos de final. No va más allá de la fase de grupos desde 2008, cuando llegó hasta las semifinales en la edición de Austria y Suiza, derrotada finalmente en esa ronda por 3-2 por Alemania. Si pierde deberá acompañarla una victoria de Portugal, la líder del cuarteto, sobre Georgia, ahora última, para esquivar el fondo de la tabla y la eliminación.

Los cálculos de la República Checa también son claros, aún más exigentes, puesto que sólo le vale la victoria para garantizarse un sitio en las eliminatorias. En ese caso sería segunda de su cuarteto. Para ser tercera podía bastarle un empate, pero dos puntos son un riesgo más que evidente de quedarse fuera de los cuatro mejores terceros, aunque aún pueda dar, visto el desempeño de Croacia.

«Arda no estaba en condiciones de jugar, lo digo claro. Arda Güler no estaba en condiciones de jugar más de 30 minutos porque multiplicaba el riesgo», se defendió el pasado sábado Vicenzo Montella, el técnico de Turquía, después de la derrota contra Portugal por 0-3, cuando reservó a la emergente estrella, apenas cuatro días después del golazo frente a Georgia.

Una decisión difícil, que asumió el seleccionador con todas las consecuencias -luego le dio algo más de veinte minutos con el encuentro ya resuelto para el combinado luso-, con la conciencia tranquila y entre la vorágine de críticas que se han generado en torno a él desde fuera. «Cuando se pierde, sé que el seleccionador es el enemigo número uno», enfatizó entonces, mientras rechazaba «especulaciones de mala fe que enturbien al grupo».

La titularidad de Güler zanja el debate, siempre que el resultado sea el esperado en el duelo de este miércoles en el Volksparkstadion de Hamburgo, donde Turquía volverá a contar con decibelios de apoyo, quizá en menor medida que en la Cuenca del Ruhr, donde ha disputado sus dos primeros encuentros con un apoyo masivo en el Westfalen de Dortmund y donde vive un millón de los tres de ciudadanos turcos en Alemania.

Más allá de Güler, goleador cinco veces en sus últimos seis partidos entre el Real Madrid y la selección, ya con trabajo con el grupo desde el lunes, también con el pujante Kenan Yildiz en la recámara como opción, Montella también compite contra las lesiones en estos días.

El domingo perdió a uno de sus porteros, Dogan Alemdar, por la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Ha sido sustituido por Muhammed Şengezer, que ya está a las órdenes del técnico en Alemania. Y está pendiente de Orkun Kökçü, con un golpe en el tobillo, y Mert Günok, dolorido en la rodilla.

Además, es baja por sanción el central Abdulkerim Bardacki, por ciclo de dos tarjetas amarillas. Fue titular en ambos encuentros el defensa del Galatasaray, amonestado una vez contra Georgia y otra contra Portugal. Y Samet Akaydin, el otro central titular, se fue lesionado ante Portugal. Deberá recomponer esa línea.

La República Checa también tiene dudas. Patrick Schick, su goleador, se retiró lesionado por un tirón muscular en el último partido contra Georgia. Pidió el cambio de inmediato. Una vez hechas las pruebas, no está descartado para la competición el atacante del Bayer Leverkusen, cuya participación ante Turquía es una de las incógnitas, aunque parece difícil.

No ha habido apenas tiempo suficiente como para reponerse de una dolencia muscular, aunque los exámenes iniciales arrojaron optimismo sobre el cuerpo técnico de la República Checa, que también está pendiente de Lukas Provod, pero ya dispone cien por cien listo para la titularidad de Antonio Barak, una vez superado el virus que lo mermó ante Georgia.

Sólo suma un punto el conjunto dirigido por Ivan Hasek, que falló una cantidad inusual de ocasiones en el choque contra el conjunto georgiano y el heroico Giorgi Mamardashvili, con una decena de intervenciones desesperantes para la República Checa. Y se ve ahora ante el abismo de la eliminación si no es capaz de ganarle a Turquía, cuando dominó el marcador ante Portugal hasta la remontada y mereció más que el punto ante Georgia. La derrota frente a Portugal es la única en sus últimos nueve choques de la República Checa, que la pasada edición alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa.