Entre los muros que rodean a la ciudad deportiva de Son Bibiloni se levanta una fábrica de porteros, con algo de acento menorquín. Aunque el camino para llegar al primer equipo del Mallorca sigue siendo bacheado y complejo, el nivel de técnicos y futbolistas, cada vez más profesionalizados, crece año a año en una cadena continúa de producción y aprendizaje que empieza en los benjamines y acaba en el filial. En la última temporada hasta 25 guardametas han ido forjando ahí su estilo, su personalidad y su carácter. Cuatro de ellos ya son internacionales. Otros lo acabarán siendo en breve. Y entre ellos, dos menorquines: el juvenil de Maó, Àlex Quevedo, a caballo entre el Segunda RFEF y el División de Honor Juvenil este año. Y Josep Mercadal, de Ferreries, en edad cadete.
Los menorquines Álex Quevedo y Josep Mercadal, metas del futuro del RCD Mallorca
El club trabaja en Son Bibiloni en la formación de 25 guardametas entre ellos, los insulares
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