Fotografías, recuerdos y trofeos que se exponen en la exposición del centenario | Gemma Andreu
La UD Mahón cumple cien años. El club mahonés, el de mejor palmarés de la Isla y el que mayor número de temporadas ha representado el fútbol local a nivel nacional, se constituyó el 17 de noviembre de 1922, y quedó registrada como sociedad el 29 de noviembre de 1922, con la denominación de Unión Sportiva de Mahón (que varió a Unión Deportiva después de la Guerra Civil, en 1940, por imposición del régimen franquista), siendo don Ramón Bustamante Orfila su primer presidente, Manuel Obrador el vicepresidente, Rafael Vidal Massa el secretario, y Francisco Hernández el tesorero.
El nuevo club adopta los colores de la marinería menorquina, el azul y el amarillo, para su camiseta y su bandera, y tras unos primeros meses –en realidad casi un par de años– sin emplazamiento propio, el 24 de agosto de 1924 se inaugura el campo de San Carlos, que desde ese entonces se convierte en su hogar, y en el escenario que dará cobijo a muchas de sus inolvidables victorias y conquistas.
Del club unionista cabe poner de relieve, además de su condición de precursor en una materia relativamente novedosa en la latitud menorquina (según la cronología del deporte insular, los guardamarinas del cañonero inglés Calliope fueron los primeros en promover un partido de ‘foot-ball' en la Isla, en ‘s'altre banda des port', en 1899), su irrupción triunfal en el escenario competitivo, primero insular, poco después balear y definitivamente también nacional. No en vano, en esos tres ámbitos la Unión dominó y brilló con antelación a cualquier (y más que) otro exponente local, para trazar un recorrido que, sin estar exento de algunos periodos de menor preponderancia, le permitió mantenerse hasta 1974 como una potencia de referencia dentro del mapa futbolístico menorquín.
La génesis unionista es vinculante con los triunfos, lo que por elevación, desde su aparición, le destaca como un exponente de gran repercusión dentro de la sociedad local. De hecho, su presidente, Ramón Bustamante, impulsa en enero de 1923 el primer campeonato de Menorca (no oficial), que se celebró en la Explanada, y que lógicamente gana la Unión. A su vez, el histórico dirigente, que inyectó importantes cantidades de dinero al club (como la amplia mayoría de sus sucesores), organiza desplazamientos del equipo a Barcelona, para enfrentarse con rivales catalanes (como el Espanyol), y también a la inversa, concertando partidos en San Carlos con conjuntos provenientes de la ciudad Condal, lo que concede la posibilidad de vislumbrar en directo a nombres legendarios como Pepe Samitier o el ‘Divino' Zamora.
Y una coyuntura que sirve para dar comprensión a la mejora, técnica y competitiva, que experimenta el ‘once' unionista de aquellos tiempos en relación al resto de equipos de la Isla, y lo que deriva en una hegemonía unionista absoluta una vez se ha implantado el Campeonato de Menorca.
Primeros éxitos
La Unión Sportiva se embolsa los títulos de 1924 (primero que se celebra con carácter oficial), 1926, 1927, 1928, 1929, un periodo dorado en el que además se convierte en el primer representante de la Isla en ganar el Campeonato de Balears, lo que ocurre en 1926, con el potente Alfonso XIII como rival en la final (actualmente denominado Real Mallorca). Javier, Borràs, Roselló, Mascaró, Darwin, Busutil, Morro, F.Sintes, Caules, Carlés y Miquel Sintes ‘Calucha' configuran la alineación unionista que a doble partido liquida al equipo palmesano. En 1928, la Unión se hace con su segundo cetro balear, que además le permite acceder a la Copa del Rey (obviamente, primer conjunto de la Isla en conseguirlo).
Sin embargo, aquella etapa gloriosa se detiene por causas ajenas al club de Maó. La competición insular se suspende algunos años (de 1929 a 1933), después se produce el golpe de estado militar que motiva la conflagración civil del país entre 1936 y 1939 y los años 40, en plena posguerra, fueron especialmente duros.
Pero la Unión se revitaliza a finales de aquella década; será el preámbulo de su mejor etapa. En el curso 1949-50, ya como UD Mahón, recupera el primer puesto del fútbol menorquín, en lo que reitera en el curso 1950-51, firmando además uno de sus momentos más importantes, con el ascenso a la antigua Tercera Nacional (actualmente, Primera RFEF), siendo, otra vez, el primer equipo de la Isla en sellar un logro de esa magnitud.
El paso definitivo lo traza la Unión al superar al Poblense en la final por el título balear. Los azulgrana ganan 1-0 en Sa Pobla, pero la Unión golea en la vuelta en San Carlos por 5-1, el 1 de abril de 1951. Un día inolvidable, para el club y para el fútbol menorquín, que disfrutará de su primera incursión en una liga estatal.
Geranio (cuyas paradas en la ida en Sa Pobla resultaron determinantes), Busquets, Cardona, Nadal, Van Walré, Pons, Carretero, Ricardo, Marcial, Orlando y Vidal integraron aquel ‘once' de leyenda, bajo la dirección desde el banquillo del técnico de Es Castell, Antonio Seguí ‘Cometes'. La rivalidad con el CD Menorca se ha afianzado de lleno en esos años, pero la Unión se eleva a otro nivel producto de aquel histórico ascenso. Terrasa, Tortosa, Gerona, Badalona, Reus, Escoriaza (que tarde, en aquel marzo del 52, 4-3 en San Carlos…), Castellón, Levante, Elche, Alzira o Sant Andreu son algunos de los equipos de relumbrón con los que la Unión rivaliza en aquella dura (y económicamente muy costosa) Tercera Nacional. Una restructuración auspiciada por la Federación Española hace que en 1955 y en 1956 los clubes menorquines compitan en un subgrupo menorquín de Tercera (desde 1957, de carácter balear), que ganan los unionistas, jugando en ambos casos la liguilla de ascenso a Segunda. En los sesenta se reitera en otras cuatro ocasiones por ascender a la categoría de plata, en virtud de los títulos de campeón de Tercera Balear en 1963, 1966 y 1967 (este además como campeón invicto) y el subcampeonato de 1968 (paradójicamente, es el año en que más cerca queda de la gloria; tras eliminar a Gandía y Nàstic Tarragona, cae ante el Burgos en la ronda definitiva). Es la década de Valle, Martín Vences y García Balado en el banquillo; de Acisclo, Lorenzo Sánchez, Massanet, Mingo Rosselló, Juan Miguel, Ramón Finestres (que emigra al fútbol catalán en 1965), Boy y Tolo Rosselló sobre el campo, potenciados con los Castellanos (en el 63), Bustillo, Planas, Robles, Sotoca, Sornichero, Rodri o Alconchel; de tremenda rivalidad con el Menorca (que juega por el ascenso en 1962, 64 y 65); y de las mejoras en San Carlos, de la adquisición del señorial local social de Isabel II, de una sección de patinaje que destaca en los Campeonatos de España y de un Primero de Mayo que escenifica de modo anual el músculo social del club.
La década se cierra en la reimplantada Tercera Nacional (1970, con Felipe Mesones en la banda), se abre la siguiente con el regreso a Regional y alberga un último ingreso, en 1973, y tras una heroica eliminatoria contra el Aretxabaleta vasco, en la categoría estatal (que tres años después pasará a denominarse Segunda B). En julio de 1974, apenas dos semanas después de terminar la temporada y descender, se precipita (con un trasfondo de intereses inmobiliarios y económicos al más alto nivel) la fusión entre el club unionista y su gran rival, el Menorca, para crear al ya desaparecido Sporting Mahónes, uno de los episodios más turbulentos en la historia del club, y que significa un antes y un después en su centenaria cronología.
Giro radical
Desprovisto del potencial futbolístico, humano y económico del que disfrutó en su primer siglo de vida, privado de su libertad deportiva por culpa de un pacto de dudosa legitimidad del que además el Sporting incumplió varias clausulas (y el espíritu del mismo) apenas tres meses después de rubricarse el acuerdo, para además tratar de ahogarle definitivamente en las décadas siguientes haciendo uso del más amplio ramillete de subterfugios, lo que instigó un prolongado proceso judicial y en los despachos federativos, del que la Unión, heroicamente, consiguió salir airoso y victorioso en 2001, desde 1974 la realidad del club unionista distorsiona radicalmente de la fotografía que presentó entre los años 20 y 70.
Con todo, en lo deportivo, se cuentan, como UD Seislán, el apéndice competitivo al que recurre el club a partir de 1975, un par de ascensos a Tercera, en 1980, para bajar de inmediato (en esa franja temporal, al margen, Tolo Rosselló impulsa la Escuela del Deporte Menor, un fértil vivero de futuros futbolistas), y en 1990, que permite un bienio en la categoría balear y un nuevo derbi en ese contexto con el Menorca (que compite como Isleño), aunque sin la dimensión de antaño. En 1993, con Lluís Vidal en el banquillo, el Seislán logra su última liga regional, y el club, que mientras no deja de batallar por restablecer su situación jurídico-deportiva previa a verano de 1974, lucha que lideran con inagotable energía Lito Sastre Gomila y Octavio Vidal Massa, con la inestimable ayuda del letrado aragonés José Bermejo, se enfrasca en un periodo de muy discretos resultados deportivos.
En marzo de 2000, el Govern Balear hace justicia y reconoce, al fin, con un cuarto de siglo de retraso, que el club cumple con la situación jurídica y legal para competir con la denominación con la que fue registrada hace hoy cien años, sin embargo, a esa tremenda victoria en los despachos, por otra parte inimaginable, por el contexto de la época, durante los años 80, no tuvo un paralelismo en lo deportivo a partir del curso 2000-01. Con certeza, a la merma que sufrió el club tras el 74, se le añadió un desgaste sin igual a causa de su lucha afuera del campo de juego, lo que combinado a la pérdida del interés en general del aficionado por el fútbol local (cuyos ratios de asistencia a los campos decrecen de modo gradual en esos años), abortan el escenario de poder reubicar a la Unión en su ancestral proyección.
Sin embargo, y tras un cuarto de siglo en que apenas destaca el subcampeonato liguero de 2011, la llegada de José Saavedra a la presidencia (entre 2012 y 2020) y de Dino Gelabert (entra en 2020), agita de nuevo al unionismo, que recupera presencia, cuanto menos en el marco insular. En lo deportivo, con la conquista de los títulos de liga de 2017 y 2019, entre otros trofeos locales, y la disputa de la fase de ascenso en 2017, 2019 y 2022. En ninguna de ellas el cuadro azulamarillo se acerca realmente a Tercera, y es eliminado en los despachos en 2017 por alineación indebida, en la que el club incurre a instancias del delegado federativo en la Isla. Un durísimo golpe que además viene a deparar el enésimo capítulo de desencuentros entre el club y la JIM.
En ese tramo, un rostro destaca en el banquillo; Juan Romero, que asume el mando del club en verano de 2015 (el ciclo sigue abierto) para convertirse en el entrenador más longevo en la historia de la Unión, superando a un histórico como el exjugador del Barça José Valle, técnico en San Carlos entre 1959 y 1965.
Y en lo social, al margen de la venta de San Carlos, desde este año de titularidad municipal, lo que libera el club de una serie de gastos inasumibles en su actual situación, destaca la reactivación de la Associació de Veterans (que lleva a cabo una gran labor en pro del unionismo), y las diversas acciones sociales emprendidas por el club bajo la presidencia de Dino Gelabert, cuya firme apuesta por la cantera queda clara con la incorporación de Irene Olives como ‘jefa' de las categorías de formación, son otros aspectos a destacar de una entidad que presenta un palmarés sin parangón a nivel insular, que ha sido capaz de sobrevivir y resistir a un ingente caudal de vicisitudes y atropellos y que hoy, orgullosa de su esencia, de su historia y de su recorrido, cumple cien años. Eterna Unión Deportiva Mahón.
La 'expo' del centenario, abierta hasta el 18 de diciembre
La UD Mahón inauguró el pasado viernes la exposición que ha promovido para conmemorar su primer centenario de vida. La misma se aloja en el Claustre del Carme de Maó (abre de lunes a viernes, de 11.00 a 13.00, y de 18.00 a 20.00 horas; los sábados, de 10.30 a 13.00 horas) y estará abierta hasta el próximo día 18 de diciembre.
La muestra recoge numerosas imágenes de varios de los exitosos e inolvidables equipos que han defendido la ‘azulamarilla', además de recuerdos del más diverso perfil que glosan la centenaria cronología del club unionista.
Cabe recordar que la Unión se erigió en su momento en el primer club de la Isla en ser campeón de Menorca (es también el que más títulos suma, 16 ligas locales), de Balears (1926), en jugar la Copa del Rey (1928), fue el primero en ganar la liga de Tercera Balear (y cinco veces, nadie le iguala en la Isla), en jugar en Tercera Nacional (en 1951) y en disputar la fase de ascenso a Segunda (en seis oportunidades, el que más, con diferencia, de la Isla).
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