Cardona, afuera del Consell, en una imagen reciente | Gemma Andreu

TW
5

El fútbol balear, y no por motivos estrictamente deportivos, en tiempos recientes se ha situado de nuevo bajo el foco de la polémica. El parón promovido por el colectivo arbitral del Archipiélago hace algunas fechas, en la tercera semana del pasado mes de febrero, y que motivó que ese fin de semana no hubiera fútbol en las Islas, drástica iniciativa adoptada para concienciar y tratar de poner freno al ramillete de agresiones y amenazas que en los últimos meses se han sucedido en los campos de juego –y sus aledaños–, principalmente en Mallorca, ha sido la penúltima demostración de que algo falla en lo que no deja de ser fútbol amateur o aficionado, y en muchos casos de carácter formativo.

Y en ese orden se manifiesta, al ser pulsado por este diario, Àngel Cardona, director insular de Educación, Juventud y Deportes del Consell, convencido de que el punto de partida debe ser, «más allá de filosofar sobre qué entendemos por deporte, quizá lo que proceda es plantear y hacerlo sobre qué entendemos por educar».

Valores

El actual ‘hombre fuerte' del área de Deportes del Consell elude recurrir a proclamas que pregonen el alarmismo, pero recuerda que «desde hace cinco años, en el Consell hemos impulsado el programa ‘Posam Valors a l'Esport' con Integrasport», que sustancian 35 clubs de la Isla actualmente, y que se han adherido al mismo «voluntariamente», precisa Cardona, pero en el que en cambio el fútbol, «no está presente».

Cardona admite que «se está trabajando para compartir una hoja de ruta» con la familia del fútbol insular y balear, con «quienes tenemos objetivos en común, pero nos falta determinar con una mayor complicidad estrategias de intervención; la comunicación con los representantes de la Federació Balear en Menorca es fluida, pero debemos buscar una mayor colaboración conjunta». El director insular de Deportes considera que alcanzar una entente, ese punto de unión, «es cuestión de trabajo» y en ningún caso una utopía. «Hay más gente que espera que el fútbol forme parte de la educación de nuestros hijos e hijas, que no otros que se dejan llevar por la competición, aplicando aquello de que el fin justifica los medios», analiza.

Partiendo de esa premisa, Cardona sugiere, como preceptos cardinales para que el fútbol de cantera encaje en los parámetros que se trata de implementar desde el Consell, «escapar de las competiciones ‘hiper regladas' en edades de iniciación, potenciar la multideportividad, permitir que los niños y niñas de 6 u 8 años desarrollen el mayor abanico de posibilidades motrices». «No será mejor deportista por serlo antes, no alcanzará unos límites de excelencia superior por el hecho de avanzar a una edad temprana», añade.

Y concluye Cardona: «Debemos replantearnos el modelo, en el Consell asumimos y enfocamos el deporte como una oportunidad de aportar algo verdaderamente significativo e importante en nuestras vidas, pues no podemos negar que el deporte es un fenómeno social de dimensiones planetarias, carece de fronteras y de barreras idiomáticas, ha calado, lo ha impregnado todo, por lo que debemos intentar que el ruido del árbol que crece esté por encima del tronco podrido que cae».